El café en Honduras no solo es un cultivo de importancia económica, sino un fenómeno cultural en plena transformación. A lo largo del último siglo, su evolución puede explicarse a través de cinco "olas" que marcaron un antes y un después en el modo de consumir, valorar y producir el grano aromático.
Desde sus inicios en el siglo XVIII de la mano de misioneros y comerciantes europeos, hasta convertirse hoy en el tercer productor de América y responsable del 3% del café mundial, el país ha recorrido un camino de aprendizaje, innovación y sofisticación.
Según Pedro Castillo Lezama, barista y coordinador comercial de Innovación y Desarrollo en Suministros Café, estas olas describen no solo la evolución del producto, sino el cambio en la mentalidad del consumidor hondureño.
1. La primera ola (1930-1960): el café utilitario y familiar
El consumo se masificó con las primeras marcas comerciales como Café El Indio (1933), Café Oro y Café Maya (1956). El café era una bebida cotidiana, asociada a lo práctico más que al sabor, y consumido mayormente por adultos mayores en su formato clásico: el café en bolsita.
2. Segunda ola (década de 1990): el café como experiencia urbana
Con la llegada de Espresso Americano en 1994, nace un nuevo concepto: cafeterías modernas y café frío. Esto atrajo a un público más joven y marcó el comienzo del café como producto de lifestyle, no solo de consumo.
3. Tercera ola (2000-2010): la era del café de especialidad
El foco se trasladó a la calidad: origen del grano, variedad, trazabilidad y métodos de preparación. Iniciativas como Passion Coffee (2003) y la llegada de la Taza de Excelencia (2004) posicionaron al café hondureño en el mapa gourmet internacional, revalorizando también el mercado local.
4. Cuarta ola (década de 2010): ciencia y precisión
Comienza la incorporación de tecnología y conocimiento científico al servicio del café. Cafeterías independientes, impulsadas por empresas como Suministros Café, empezaron a invertir en maquinaria avanzada (Jura, Marzocco, Probat) y en el control preciso de temperatura, molienda y presión para garantizar tazas consistentes.
5. Quinta ola (2020 en adelante): innovación, personalización y storytelling
Hoy, la calidad es un estándar esperado. Lo que diferencia a una marca es la experiencia, la historia detrás de cada taza y la capacidad de innovar. El marketing se centra en el origen, el productor, el proceso, y en ofrecer un servicio cada vez más personalizado.
"La verdadera competencia está en qué más puedo ofrecer, ¿en qué puedo innovar para diferenciarme?", señala Castillo Lezama.
Un consumo en crecimiento
Los datos acompañan esta transformación. Hace diez años, en Honduras se consumían 20.000 quintales de café de baja calidad. Para 2023, la cifra alcanzó los 350.000 quintales, y en 2024 ya supera los 390.000, según la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).
Con identidad, calidad y visión de futuro, el café hondureño deja de ser solo un producto de exportación y se convierte en una expresión de cultura nacional que cada vez más hondureños eligen y valoran en su día a día.