La interrupción de la producción fue causada por la falta de piezas importadas debido a la retención de divisas y las restricciones al acceso a dólares impuestas por el Gobierno argentino.
La decisión de la paralización de la planta se tomó el 10 de octubre cuando varios proveedores internacionales suspendieron los envíos de insumos a Argentina debido a la falta de pago por parte de la filial local de la automotriz.
Según un comunicado de General Motors Argentina, la compañía ha logrado avances parciales con sus proveedores cuyos pagos al exterior seguían demorados. A pesar de esta situación, la empresa está en condiciones de retomar la producción industrial en su planta de Alvear a partir del próximo 30 de octubre.
La retención de divisas y las dificultades para acceder a dólares en tiempo y forma han afectado a numerosos importadores en Argentina. El sector automotor y autopartista se encuentra entre los más afectados, ya que debe financiar sus importaciones con plazos de hasta 360 días, lo que ha generado una deuda acumulada de más de 6.000 millones de dólares con proveedores y casas matrices.
La paralización de General Motors es una señal preocupante para el sector, ya que indica que la falta de pagos y problemas de abastecimiento pueden llevar a la suspensión de actividades en una de las principales plantas de producción de automóviles en el país. La planta en las afueras de Rosario es conocida por producir los modelos Tracker y Cruze, siendo este último vehículo el que se encuentra en la etapa final de su ciclo de vida y que dejará de fabricarse antes de fin de año.
Esta medida de General Motors se suma a otras paradas en la producción realizadas por terminales automotrices en Argentina debido a diferentes motivos. La situación pone de manifiesto la urgente necesidad de resolver los problemas de acceso a divisas y deuda en el país para garantizar la continuidad de la producción y el empleo en la industria automotriz.