En un decreto publicado en el Diario Oficial, el Ministerio de Agricultura anunció que el riesgo ha pasado de "moderado" a "elevado" en todo el territorio nacional. Las explotaciones con más de 50 aves deben mantener a los animales a resguardo, además de proteger el acceso al agua y alimentos para evitar que las aves migratorias puedan transmitir la enfermedad y provocar contaminaciones cruzadas.
Desde el pasado 12 de agosto, Francia ha registrado nueve focos de gripe aviar, todos ellos localizados en la región de Bretaña, al noroeste del país. Esta situación recuerda al periodo entre diciembre de 2023 y abril de 2024, cuando la amenaza fue elevada a "elevado", para posteriormente descender y volver a incrementarse a "moderado" en octubre. En este contexto, países vecinos como Alemania e Italia también han enfrentado un incremento en los casos, lo que evidencia un resurgimiento de la enfermedad en Europa.
Panorama global y situación en América Latina
La situación en Europa se agrava con brotes de gripe aviar que afectan tanto a la fauna silvestre como a aves de criaderos, complicando la labor de contención sanitaria. Alemania e Italia han reportado un aumento en los focos de infección, mientras que Países Bajos y Polonia han intensificado las medidas de bioseguridad para proteger a sus industrias avícolas. El virus, especialmente la variante altamente patógena H5N1, ha demostrado ser una amenaza persistente para la producción agrícola, además de implicar riesgos sanitarios.
En América Latina, la preocupación por la gripe aviar no ha pasado desapercibida. A lo largo de 2024, países como Argentina, Chile y Perú han reportado casos de la enfermedad, en particular en aves silvestres. Este contexto ha llevado a la adopción de medidas preventivas, como restricciones en la movilización de aves y monitoreos intensivos en áreas de riesgo. En México, las autoridades han reforzado controles para evitar la propagación de focos identificados a finales de 2023, implementando campañas de vacunación en explotaciones de riesgo.
A nivel regional, el impacto económico y sanitario es un desafío constante. Las restricciones comerciales y el temor a la propagación masiva de la enfermedad presionan a las autoridades a mantener medidas estrictas de bioseguridad. La cooperación entre países y la vigilancia epidemiológica son claves para mitigar una amenaza que afecta a la seguridad alimentaria y la producción avícola, elementos fundamentales para la estabilidad de las economías locales.