Destacan el impacto en la competitividad, pero reclaman avanzar en políticas fiscales y productivas de largo plazo.
Tras los anuncios económicos realizados por el Gobierno nacional, que incluyen la eliminación del cepo cambiario y la implementación de un nuevo régimen de bandas entre $1.000 y $1.400 por dólar, las principales entidades del agro expresaron su apoyo a la medida, aunque también pidieron profundizar el camino con reformas que alivien la presión impositiva y fortalezcan la previsibilidad del negocio agroexportador.
Andrea Sarnari, presidenta de Federación Agraria Argentina (FAA), sostuvo que "los productores hemos padecido durante muchos años la brecha cambiaria que distorsiona el precio de lo que producimos y nos coloca en desventaja respecto al mundo". En ese sentido, celebró el fin del dólar diferencial y la eliminación de las restricciones: "Salir de esa brecha y del cepo significa un paso adelante en la normalización de la economía y esperamos con alta expectativa que se traduzca prontamente en mejoras significativas en los precios que percibe el productor".
Para Sarnari, la medida puede marcar un punto de inflexión en la política económica, pero no debe ser vista como un punto de llegada: "El camino se está transitando. Hay que seguir trabajando para que la presión fiscal ceda y nos permita, de una vez, comenzar a establecer políticas que pongan en marcha el motor productivo argentino".
Desde la Sociedad Rural Argentina (SRA), su presidente Nicolás Pino fue categórico: "El fin del cepo abre un nuevo horizonte para el sector agropecuario. Este es un reclamo que veníamos llevando adelante desde hace muchos años y su puesta en marcha va a traer aparejadas más inversiones y una mayor estabilidad económica". Pino consideró que el nuevo esquema puede ordenar el sistema financiero y contribuir a una economía más predecible para la producción.
Coninagro también se expresó a través de sus redes sociales y calificó la decisión como "fundamental" en el camino hacia un mercado más transparente. "Celebramos la decisión del Gobierno nacional de eliminar las restricciones cambiarias. Esta decisión representa un paso significativo hacia un mercado más previsible, y facilitará la planificación, la inversión y la producción en un contexto más estable", expresaron desde la entidad.
Además, señalaron que la medida se da en un contexto más amplio de reformas que incluye un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por USD 20.000 millones, destinado a fortalecer las reservas del Banco Central, respaldar el peso y reducir la inflación. "Apoyamos estas medidas y reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo del país, confiando en que estas políticas contribuirán a una economía más sólida y equitativa para todos los argentinos", remarcaron.
Por su parte, Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, ponderó que el nuevo programa anunciado por el ministro Caputo y detallado por el Banco Central "va claramente en el camino de la liberalización del cepo y de promover un tipo de cambio competitivo". Consideró que el esquema de bandas entre $1.000 y $1.400 ofrece señales claras para que la Argentina recupere competitividad exportadora y pueda generar nuevas oportunidades en el comercio exterior.
Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, su presidente José Martins también dio su respaldo, aunque con cautela. "Son buenas las medidas anunciadas, pero aún resta conocer más detalles. De todos modos, destacamos que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es una buena noticia, ya que permitirá fortalecer reservas".
Martins coincidió en que la medida alivia la incertidumbre y da un marco más sólido a las expectativas. "Lo que necesita el productor es previsibilidad. En la medida en que se sostenga este rumbo y se avance en reformas estructurales, el sector va a responder con más inversión y más producción", señaló.
En conjunto, las entidades agropecuarias valoraron la eliminación del cepo como un paso necesario para normalizar la economía y devolver competitividad al sector, aunque remarcaron que la tarea no termina allí. "El desafío ahora es sostener el rumbo, aliviar la presión impositiva y generar políticas productivas de largo plazo que aseguren crecimiento, arraigo y generación de empleo en todo el interior del país", concluyeron.