Este fenómeno climático, caracterizado por sequías y olas de calor, ha incrementado los desafíos para contener la inflación y combatir el hambre, afectando a 43,2 millones de personas en estas regiones.
La FAO destaca que la agricultura sufre significativamente bajo estos eventos climáticos, con un 26% de las pérdidas totales y hasta un 82% en casos de sequías. Este impacto es crucial en una zona donde más del 85% de la agricultura depende de la lluvia, sin recurrir al riego artificial.
En países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, los efectos de El Niño se traducen en alarmas por la merma en la calidad y cantidad de los cultivos, especialmente de soja, trigo y maíz, junto a la afectación de la biodiversidad debido a incendios severos. Además, la escasez de precipitaciones amenaza con reducir la disponibilidad de alimentos básicos, impactando directamente en la economía y la seguridad alimentaria.
El impacto económico es igualmente preocupante. Los expertos advierten sobre el aumento en los costes de transporte y suministro, elevando los precios de alimentos para los consumidores finales. Las economías con un fuerte enfoque en la agroexportación enfrentan mayores riesgos, y se anticipa que la inflación alimentaria se agravará, con incrementos en los precios de productos frescos ya observados en países como México, Chile y Perú.
La agricultura familiar, vital para la región, enfrenta pérdidas de producción, ingresos y, en algunos casos, hasta de viviendas, comprometiendo la seguridad alimentaria de comunidades enteras. Los principales cultivos afectados incluyen aquellos de gran valor económico, lo que podría alterar el ritmo de las exportaciones.
La FAO subraya la importancia de acciones enfocadas en mitigar crisis humanitarias potenciales y proteger la seguridad alimentaria. Se promueve un enfoque preventivo, buscando superar las respuestas reactivas a estos fenómenos climáticos.
Por último, las olas de calor en Latinoamérica no solo afectan la agricultura sino también la salud de personas, animales y plantas, evidenciando la necesidad urgente de estrategias de adaptación para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Este panorama resalta la crítica situación que enfrenta Latinoamérica debido al fenómeno de El Niño, subrayando la urgencia de adoptar medidas integrales para mitigar sus efectos devastadores en la agricultura, economía y vida de millones.