Tras el dramático colapso del puente Francis Scott Key, que provocó el cierre del puerto de Baltimore al tráfico marítimo, expertos en logística y economistas aseguran que es poco probable que este incidente desencadene una nueva crisis en la cadena de suministro de Estados Unidos o cause un aumento en los precios de los bienes. Esto se debe a la capacidad excedente en puertos competidores de la costa este, que están preparados para absorber cualquier aumento en el tráfico de contenedores.
A pesar de que seis personas permanecen desaparecidas tras la colisión, puertos desde Nueva York hasta Georgia están respondiendo a consultas sobre el desvío de carga, mostrando su capacidad para manejar incrementos en el tráfico. El Puerto de Virginia, por ejemplo, se perfila como un gran beneficiario por su proximidad a Baltimore, mientras que los puertos de Savannah y Brunswick en Georgia también se preparan para absorber parte del tráfico.
Este escenario contrasta marcadamente con los problemas de congestión y falta de personal vividos entre 2021 y 2022, que dispararon los precios y alimentaron la inflación. Ahora, con miles de millones de dólares invertidos en la última década para ampliar la capacidad de los puertos de la costa este, se espera que el impacto económico del cierre temporal de Baltimore sea limitado.
Ryan Sweet, economista jefe de Oxford Economics para Estados Unidos, señaló que, aunque el colapso del puente subraya la vulnerabilidad de la infraestructura estadounidense a shocks en la cadena de suministro, las consecuencias económicas serán más significativas para la economía local de Baltimore que a nivel nacional, con mínimas implicaciones para la inflación de EE. UU.
Sin embargo, el impacto en los más de 2.000 trabajadores portuarios de Baltimore, que dependen de la carga para trabajar, podría ser considerable si el cierre se prolonga. Se estima que la pérdida colectiva en salarios podría alcanzar 2 millones de dólares diarios tras una semana sin actividad.
El puerto de Baltimore, crucial para el envío de vehículos "roll-on, roll-off", enfrenta desafíos específicos, especialmente en el transporte de automóviles y equipos. Empresas como Ford y General Motors han indicado que desviarán algunos envíos, minimizando el impacto, mientras que Volkswagen no se ve afectado gracias a su nueva terminal en Sparrows Point.
El análisis sugiere que cualquier impacto en las tarifas de contenedores y costos de envío será menor en comparación con crisis anteriores, como la obstrucción del Canal de Suez. Además, la interrupción podría acelerar un cambio ya en curso hacia los puertos de la costa oeste de EE. UU., debido a restricciones de acceso a la ruta de Suez y la reducción de capacidad en el Canal de Panamá, sumado a la posibilidad de una huelga de estibadores en la costa este a finales de septiembre.
Este evento refleja la capacidad de adaptación y resiliencia de la cadena de suministro de Estados Unidos frente a desafíos inesperados, manteniendo al mínimo las repercusiones económicas a nivel nacional.