El clima, la incertidumbre política y la escasez de financiamiento son los principales desafíos que enfrentan, pero se mantienen optimistas sobre el futuro de la actividad agrícola y ganadera.
El último informe del Índice de Confianza de los productores agropecuarios, medido por el Ag Barometer Austral de la Universidad Austral, revela un notable incremento en las expectativas de los productores con respecto al futuro. Aunque las condiciones presentes han experimentado un deterioro, los agricultores y ganaderos se muestran confiados en que su situación será mejor en los próximos meses.
El índice de Expectativas Futuras alcanzó un valor de 120 en la edición de mayo, siendo uno de los más altos de la serie. Esta cifra no se había alcanzado desde julio de 2019, antes de las elecciones primarias de ese año. En contraste, el índice de Condiciones Presentes mostró un deterioro tanto en comparación con la medición de marzo como con el mismo período del año anterior.
Los desafíos más importantes para los productores en los próximos 12 meses son el clima y la incertidumbre política, seguidos de cerca por la falta de disponibilidad de financiamiento y las altas tasas de interés. Aunque los pronósticos de lluvias son favorables, el clima continúa siendo una preocupación debido al impacto reciente de la sequía en los niveles de producción. La incertidumbre política también genera inquietud, ya que aún no se conocen propuestas concretas sobre políticas agropecuarias, como retenciones, unificación del tipo de cambio y reducción de la presión impositiva.
A pesar de estos desafíos, el informe revela que el 74% de los productores tiene expectativas positivas y cree que su situación será mejor en el futuro. Este optimismo se basa en las favorables condiciones climáticas previstas para la próxima campaña de trigo 2023/24, con estimaciones de una producción de 16 millones de toneladas, un 40% más que la cosecha anterior.
Sin embargo, los productores también expresan preocupaciones sobre su situación financiera y las inversiones en activos fijos. Aunque ha habido una ligera mejora en la situación financiera actual en comparación con la medición anterior, sigue siendo baja. El 69% de los productores considera que su situación financiera es peor que hace un año. Además, la percepción de que es un mal momento para realizar inversiones en activos fijos es alta, con un índice de tan solo 30 sobre 100, el más bajo en la historia del Ag Barometer.
En el sector ganadero, la sequía y la caída en los mercados internacionales han llevado a un incremento en la faena de vacas y a una disminución en los precios de la hacienda. Además, la escasez de financiamiento a tasas exorbitantes dificulta aún más la actividad productiva. A pesar de estas dificultades, los productores se adaptan utilizando fondos propios para financiar la próxima campaña, mientras que el canje a cosecha, las tarjetas rurales y el financiamiento de proveedores son las opciones preferidas para aquellos que requieren financiamiento externo.
A pesar de los desafíos presentes, los productores agropecuarios mantienen una visión optimista hacia el futuro, confiando en las oportunidades que brindan las condiciones climáticas favorables y buscando soluciones a los problemas financieros y políticos que enfrentan.