A pesar de las promesas de minimizar daños, los subcontratistas nivelaron sus campos para la instalación de paneles solares, lo que llevó a la erosión significativa del suelo. Duttlinger, cuya finca es parte de las tierras más productivas según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), lamenta que nunca podrá cultivar nuevamente en esos campos.
El proyecto Dunns Bridge Solar, operado por NextEra Energy Resources LLC, es un ejemplo del creciente movimiento hacia la energía renovable en el Medio Oeste de EE.UU., atraído por alquileres de tierras más baratos y una abundancia de incentivos federales y estatales. Sin embargo, esta transición está poniendo en riesgo algunas de las tierras agrícolas más productivas de la nación.
La conversión de tierras agrícolas en desarrollos solares ha generado preocupaciones sobre la pérdida de suelos fértiles y el impacto en la producción agrícola local y nacional. Aunque los desarrollos solares prometen beneficios económicos significativos -con alquileres que pueden oscilar entre 900 y 1,500 dólares por acre anualmente-, los riesgos ambientales como la erosión y la pérdida de tierras productivas son una preocupación creciente.
La implementación de la energía solar no solo desafía la integridad del suelo sino que también plantea preguntas sobre el mejor uso de las tierras agrícolas. Paul Pittman, presidente ejecutivo de Farmland Partners Inc., refleja esta dicotomía, reconociendo que mientras que la conversión de tierras agrícolas a energía solar no es ideal, la presión de los inversores a veces dirige las decisiones hacia la rentabilidad a corto plazo.
En respuesta a los desafíos, algunas empresas, como Doral Renewables, buscan mitigar el impacto ambiental permitiendo que el ganado paste alrededor de los paneles solares y diseñando instalaciones que permitan la coexistencia de la agricultura y la generación solar.
La expansión solar en EE.UU. es un componente clave de la estrategia de descarbonización de la administración Biden, con una meta de hasta 1,570 gigavatios de capacidad eléctrica solar para 2050. Aunque el uso de tierras agrícolas para la energía solar es pequeño en escala nacional, su impacto en las mejores tierras agrícolas sigue siendo una preocupación para economistas y agrónomos, quienes advierten sobre los efectos a largo plazo en la capacidad del país para producir alimentos.