Conoce los momentos oportunos para reforzar el monitoreo y aplicar estrategias de manejo integrado.
El raigrás (Lolium sp.) es una de las malezas otoño-invernales más problemáticas, debido a su capacidad para generar resistencia y la reducción de opciones químicas para su control. La Red de Manejo de Plagas de Aapresid ha mapeado su expansión en Argentina, abarcando gran parte de la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, centro-sur de Santa Fe y algunos departamentos de Córdoba.
La acción temprana, dirigida a las plántulas, es fundamental para un control efectivo del raigrás. En este sentido, las curvas de emergencia de malezas elaboradas por la REM son una herramienta clave. Estas curvas indican los períodos en los que se espera la emergencia sucesiva del raigrás en cada región y campaña.
Por ejemplo, en el sudeste de Buenos Aires, se observa que las primeras emergencias comienzan en marzo, mientras que en el sudoeste se extienden desde principios de junio hasta octubre. En áreas como Barrow y Tres Arroyos, los picos de emergencia más significativos ocurren alrededor del 10 de junio y el 20 de julio, mientras que en Coronel Dorrego se registran cerca del 1 de julio y el 10 de agosto.
Es importante tener en cuenta que la amplitud de los patrones de emergencia está influenciada por el tamaño del banco de semillas en el suelo. Estas fechas proporcionan una referencia clave para fortalecer el monitoreo y posicionar estrategias de control adecuadas.
Las curvas de emergencia se basan en el patrón característico de cada especie de maleza y son recopiladas y actualizadas por la REM. Actualmente, la base de datos cuenta con más de 300 curvas de emergencia que representan los flujos de nacimiento de las principales especies en las zonas agrícolas.
Esta valiosa información permite una mejor planificación y toma de decisiones en los controles de malezas, reduciendo costos y definiendo fechas de siembra, secuencias de herbicidas y estrategias de manejo integrado, como la inclusión de cultivos de servicios.
Anticiparse al raigrás mediante el conocimiento de las curvas de emergencia es esencial para minimizar su impacto y asegurar una producción agrícola más eficiente y sostenible.