Infraestructura estratégica, agua fresca y una alimentación adecuada son claves para mantener la rentabilidad de los establecimientos.
En la región subtropical de Formosa, donde el verano trae temperaturas extremas, el desafío para los productores avícolas es mantener la productividad y bienestar de sus animales. Especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) han brindado una serie de recomendaciones para minimizar el impacto del calor y garantizar la rentabilidad de las granjas.
Diseño de instalaciones y manejo ambiental
Alejandro Bettella, especialista del INTA Formosa, explicó que un diseño adecuado de los galpones es fundamental para mitigar los efectos del calor. La orientación debe permitir que el sol recorra la cumbrera y evitar la exposición directa en los laterales, que deben ser de alambre tejido para garantizar ventilación. Se recomienda utilizar materiales locales como postes de madera y techos con plásticos reutilizados que reflejen el calor.
Además, los gallineros deben ser bajos, con postes laterales de 1,50 metros y centrales de 1,80 metros, para reducir la entrada de luz solar y aumentar el confort animal.
Agua potable: un recurso vital
El acceso constante a agua potable, fresca y limpia es crucial. En condiciones extremas, cada gallina puede consumir hasta 4 litros de agua diarios. Es fundamental instalar tanques a la sombra y utilizar mangueras que eviten el calentamiento del agua. Según Bettella, "la hidratación adecuada asegura la productividad y la salud de las aves".
Alimentación específica según etapas
La alimentación balanceada es clave para maximizar el rendimiento de las gallinas ponedoras. Bettella dividió la vida productiva en tres fases:
Iniciación (0-2 meses):
Alimento con 21% de proteínas para el desarrollo óseo y muscular. Consumo promedio: 2 kg por gallina.
Recría (2-5 meses):
Dieta con 18% de proteínas y alto contenido de calcio para preparar a las gallinas para la postura. Consumo promedio: 7 kg.
Postura (desde el quinto mes):
Balance de nutrientes con 16% de proteínas, calcio y energía aportada por el maíz. Esta dieta asegura la calidad del huevo y una frecuencia constante de puesta.
Desde el nacimiento hasta el inicio de la postura, cada gallina consume aproximadamente 9 kg de alimento balanceado. Además, el acceso al pastoreo complementa la dieta, reduciendo el estrés y mejorando la salud general.
Cuidado intensificado en verano
Durante el verano, el cuidado debe redoblarse. Es esencial mantener sombra y ventilación en las instalaciones, además de evitar la presencia de gallos, ya que las altas temperaturas pueden activar la fertilización de huevos y comprometer su calidad.
La limpieza regular de los gallineros y el reemplazo frecuente del agua son medidas básicas para prevenir problemas de sanidad y asegurar el bienestar de las aves.