Basándonos en opiniones de expertos y análisis recientes, les presentamos un panorama claro de cómo navegar en este complejo entorno económico.
Owen Wagner, analista senior de granos y oleaginosas de Rabobank, destaca que la situación actual guarda paralelismos con la crisis agrícola de 2013-2014. Según Wagner, este período es un buen punto de partida para aprender lecciones y reconocer patrones similares que podrían repetirse en 2025.
El vínculo entre los precios de las materias primas y las estrategias de insumos es crucial. Por ejemplo, los precios de las tierras agrícolas tienden a mantenerse estables, mientras que otros insumos, como la maquinaria, muestran dinámicas diferentes.
"Los agricultores tienden a posponer inversiones significativas en maquinaria durante períodos de recesión, lo que provoca una disminución tanto en los precios como en el volumen del mercado de equipos usados", explica Wagner.
Semillas y otros insumos: ¿qué priorizar?
Wagner señala que, aunque los agricultores suelen reducir la compra de maquinaria en tiempos difíciles, son más cautelosos al recortar gastos en semillas, ya que "la genética es el motor de la producción".
Sin embargo, ajustes menores, como la reducción en la densidad de plantación para cultivos como soja, trigo y algodón, pueden generar ahorros. El caso del maíz, no obstante, sigue una tendencia contraria, aumentando la densidad de siembra para mejorar los rendimientos.
Sam Taylor, analista de insumos agrícolas de Rabobank, sugiere que insumos discrecionales, como los productos biológicos, enfrentarán mayor escrutinio. En un entorno con márgenes ajustados, la necesidad de demostrar un retorno de inversión sólido (de 3 a 5 veces) será más apremiante.
"Con márgenes bajos, la necesidad de optimizar cada peso invertido se intensifica, especialmente si se recurre a financiamiento para adquirir insumos", agrega Taylor.
Calcular costos y planificar la comercialización
Jacqui Fatka, economista de CoBank, recalca la importancia de calcular con precisión los costos de producción. En un escenario donde una variación de 10 a 20 centavos por bushel (27,2 kg) puede significar ganancias o pérdidas, la planificación es clave.
"La forma en que los agricultores comercialicen su cosecha será crucial para equilibrar los costos, especialmente en un entorno de márgenes limitados", afirma Fatka.
JD Burns, un agricultor de Kentucky, compartió su enfoque en diversificar cultivos y comparar precios de insumos para mantener la rentabilidad. Además, destacó el uso de contratos básicos como parte de su estrategia de comercialización. "Cada pequeño detalle cuenta cuando hay tanto dinero en juego", sostiene Burns.
Perspectivas del mercado: ¿qué esperar?
Un informe reciente del Instituto de Investigación de Políticas Agrícolas y Alimentarias (FAPRI) de la Universidad de Missouri proyecta estabilidad en los precios de los cultivos entre 2025-2030:
Maíz: USD 4,12 por bushel (USD 161,8 por tonelada).Soja: USD 9,89 por bushel (USD 363,5 por tonelada).
Trigo: USD 5,70 por bushel (USD 209,3 por tonelada).
Sin embargo, se anticipa una disminución del 35% en los ingresos agrícolas ajustados a la inflación entre 2022 y 2025, con pérdidas totales de USD 67.000 millones. A pesar de ello, los ingresos netos aún superarían los niveles registrados entre 2015-2020.
Tendencias de la tierra
En contraste con otros indicadores económicos, las tasas de alquiler y los valores de las tierras agrícolas aumentaron en 2023, según el USDA. No obstante, se proyecta una "ligera disminución" en los próximos dos años.
El director de FAPRI, Pat Westhoff, subraya que estos informes son herramientas esenciales para que los actores del sector agrícola comprendan qué esperar y evalúen cómo los cambios en las políticas o las condiciones económicas pueden impactar los mercados.