Cuando una persona o un animal percibe una situación de peligro, emite un indicador bioquímico, un señalizador de un proceso de estrés: la adrenalina, que le permite moverse o reaccionar rápidamente para evitar el peligro. En las plantas sucede algo similar: la hormona que se dispara ante condiciones desfavorables para el desarrollo se denomina etileno y afecta de manera sensible los rendimientos.
"Lo que produce es que se acelere el proceso metabólico del cultivo con el fin de producir una descendencia viable que le permita reproducirse y subsistir, pero esto no es favorable para el sistema productivo. Que una planta acelere su senescencia y termine dejando solo algunas semillas por hectárea es inviable", explica el Ing. Agr. Agustín Calderoni, Coordinador Técnico General de Stoller para Argentina y Uruguay.
Por eso, la propuesta de Stoller en un año en que se prevé que habrá condiciones acentuadas de estrés hídrico, es el uso de dos productos que, aplicados a tiempo, pueden lograr un plus de rendimiento de hasta 12 quintales por hectárea en el caso de la soja.
Según Calderoni, el primero es Bio-Forge, una fórmula patentada por Stoller que es un potente bloqueador de etileno y además es capaz de controlar la liberación de agentes reactivos de oxígeno, que afectan la energía de la planta aumentando la capacidad de recuperación y la eficiencia en producción y fijación de estructuras reproductivas (según su etapa fenológica).
"La planta es un individuo diseñado para transformar la energía lumínica en química, acumularla y metabolizarla en hidratos de carbono, aceite, proteínas, azúcares, fibra. Pero cuando vive situaciones de estrés debe recurrir a esa energía reservada, produciendo una cadena de ruptura de moléculas que libera los agentes reactivos de oxígeno originando en consecuencia la aceleración del envejecimiento. Con Bio-Forge también puede controlarse ese proceso", describe Calderoni.