Un escándalo sacude al Senasa debido a las acusaciones de retraso en la aprobación de expedientes para productos veterinarios de venta libre por parte de los laboratorios. Mientras algunas empresas afirman que los procesos de autorización llevan alrededor de tres años, hay otras que sostienen que hay expedientes olvidados desde hace más de 10 años. En contraste, se rumorea que ciertos laboratorios obtienen la aprobación de sus productos en pocos meses, generando un evidente favoritismo. Este conflicto ha llevado a una investigación interna que resultó en la renuncia de un importante director cuyo nombre se mantiene en reserva.
Entre los pocos empresarios dispuestos a hablar abiertamente sobre el lento proceso de aprobación se encuentra Maximiliano Bruzzone, dueño de los laboratorios Infec y Snaiwer. Bruzzone denuncia la existencia de irregularidades y corrupción en el Senasa, afirmando que "es una mafia que regula quién vende y quién no". Según él, tuvo 36 productos esperando aprobación hasta que encontró pruebas que respaldaban sus acusaciones. A pesar de que sus laboratorios fueron clausurados por el Senasa en marzo pasado por presuntamente ofrecer productos de venta libre por Internet sin la debida autorización, Bruzzone sostiene que las acciones en su contra son consecuencia de su valiente denuncia.
El empresario argumenta que hay expedientes que llevan más de una década estancados en una oficina del Senasa, y menciona la existencia de empresas que, a través de sobornos, logran que sus productos sean aprobados rápidamente mientras se retrasa deliberadamente el resto de los expedientes. Bruzzone afirma ser el único que se ha enfrentado a este sistema corrupto y ha recopilado pruebas al respecto. Además, señala que una dependencia dentro del organismo obstaculizaba su trabajo al trabar sus documentos.
El Senasa ha presentado denuncias penales contra Bruzzone, quien afirma haber sido sobreseído en dos de ellas, mientras que la tercera está en curso. También se menciona que, tras informar al organismo su intención de comercializar sus productos sin los registros correspondientes, el Senasa emitió un dictamen recomendando extremar los recaudos para detectar e impedir conductas ilegales por parte de Bruzzone.
El artículo también revela que otros actores de la industria veterinaria han manifestado sus preocupaciones sobre el mercado irregular y la existencia de un circuito ilegal de venta de productos no aptos para animales. Se destaca la existencia de presuntos acuerdos económicos entre los laboratorios más influyentes de la industria, así como la falta de control por parte del organismo regulador.
En resumen, la industria de productos veterinarios en Argentina se encuentra en medio de una polémica por las acusaciones de corrupción.