Si hay un sector que tienen en claro a quién quiere ver cuatro años más en el despacho del Planalto como presidente, ese es el campo. Los empresarios de los agronegocios en Brasil se inclinan ampliamente por la continuidad de Jair Bolsonaro sobre Lula da Silva y la explicación no radica solo en cuestiones política pero netamente económicas: su ganancia se expandió a un ritmo acelerado como nunca antes durante los últimos años , empujado por el contexto internacional pero también de la mano de las políticas del gobierno bolsonarista.
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El especialista en temas de agronegocios forma parte de la firma SAFRAS & Mercado. Con una extensa historia que se remonta a 1976, hoy es líder en el sector del desarrollo de soluciones tecnológicas, contenidos e información exclusiva sobre los mercados financieros y de commodities, tanto para actores públicos como privados y con un radio de alcance internacional.
"El gobierno de Bolsonaro, lo quieran o no, está llevando a cabo unas importantes reformas de Estado y aunque sus métodos sean mucho más cuestionados, y esto es una opinión propia, sus cambios terminan siendo mucho más sustentables que lo que puede hacer Lula ", zanja el especialista.
En 2022, la producción total de granos en el país va rumbo a perforar un nuevo techo, llegando a 272 millones de toneladas. Pero la proyección es que el mayor salto de los últimos 30 años ocurra en 2023 cuando podría alcanzar, acorde a proyecciones privadas, hasta 320 millones de toneladas , un envión nunca visto en estas tres décadas.
Camilo Ramos es CEO del Grupo Piccin , una empresa de fabricación de implementos agrícolas con gran diversificación y capacidad exportadora, radicada en San Pablo. " Los agronegocios tienen un candidato preferido que es Bolsonaro ", suscribe.
Quizás porque las encuestas siguen tan parejas dentro del margen del error -menos del 5%-, prevalecen ciertos reparos en seguir adelante con inversiones pendientes en maquinarias. "Si Bolsonaro fuera reelecto, el mercado va a avanzar más rápido. Si ganara Lula, estas inversiones no van a dejar de ocurrir pero es posible que se demoren más ", comenta a El Cronista.
Ramos destaca que el gobierno de Bolsonaro ha sido uno que "no interfirió" en el mercado, muy distinto a cómo el sector recuerda las gestiones de Lula. En rigor, no es que el sector dejara de crecer en esos años, pero con el actual presidente crecieron más y más rápido.
"Si Bolsonaro fuera reelecto, el mercado va a avanzar más rápido. Si ganara Lula, estas inversiones no van a dejar de ocurrir pero es posible que se demoren más"
"La política de Lula tenía como principio un intento de regular el precio de los commodities en Brasil. Con Bolsonaro, por el contrario, el agronegocio fue un libre comercio en línea con el mundo y eso resultó altamente favorable ". La pandemia le dio un nuevo impulso al sector.
Gutiérrez coincide en ese punto: "Con un gobierno más alineado con los agronegocios, un gobierno que piensa más en el potencial productivo brasileño y toda la importancia que tiene para el país, el sector se ha desarrollado con mayor velocidad. Todos estos años han sido realmente muy positivos para los agronegocios porque hemos crecido en términos de producción, de exportación , y en definitiva el gobierno se ha ocupado de facilitar la actividad".
Entre 2002 y 2010 -las dos gestiones de Lula-, el PBI de los agronegocios pasó de 0,4 trillones de reales a 0,8 trillones. Mientras que solo en los últimos tres años, entre 2019 y 2021, saltó de 1,5 trillones de reales a 2 y 2,4 el año pasado.
No obstante, otro indicador gráfico del enamoramiento del campo con Bolsonaro es la participación del sector en el PBI total del país, que bajó del 30% en 2002 al 21,5% en 2010 -y continuó su descenso con Dilma Rousseff, la sucesora de Lula- mientras que entre 2019 y 2020, Bolsonaro lo llevó del 20,5% al 26,6% y nuevamente al 27,6% el año pasado , acercándolo a sus niveles pre-Lula.
Camilo Ramos, CEO del Grupo Piccin, una de las empresas de agronegocios en el corazón de San Pablo.
Desde el lado de Lula da Silva se han intentado acercar al sector en el último tiempo, tal como lo han hecho con otros actores claves de la economía brasileña. Una vez más, como en 2002, se trató de exorcizar la figura del expresidente y darle garantías de estabilidad y previsibilidad en cuanto a que no había una toma del Palacio de Invierno en marcha. Así y todo, para los empresarios de los agronegocios no hace falta llegar a tanto para recordar el porqué podrían convivir con un gobierno petista pero mejor si no.
Para el campo, el "intervencionismo del mercado agrícola" con Lula no solo reduce los márgenes de rentabilidad sino que también entienden que recorta ciertos beneficios conquistados con Bolsonaro como una mayor accesibilidad al crédito -Ramos señala que las gestiones petistas redireccionaron mucha de esa inversión hacia países de África-, una menor presión respecto a la regulación ambiental y la expansión de las fronteras productivas que podrían sufrir un revés si cambia el signo en el Planalto por los respaldos verdes dentro de la coalición de Lula.
El gobierno de Bolsonaro, lo quieran o no, está llevando a cabo unas importantes reformas de Estado y sus cambios terminan siendo mucho más sustentables que lo que puede hacer Lula
El ascenso de Bolsonaro permitió la consolidación de una bancada muy fuerte de defensa de los agronegocios que continuará independientemente de quien gane . Si resultara victorioso Lula, se convertiría en un dique para determinadas políticas del PT.
Por el contrario, con un Bolsonaro reelecto -y tal como ocurrió desde 2018-, se constituiría en un respaldo estratégico dentro de un Congreso donde el actual mandatario ya posee una bancada importante alineada a sus ideas. Incluso su ministra del área, Tereza Cristina Correa , fue elegida senadora por el estado de Mato Grosso do Sul.
Si con Bolsonaro pudieron consolidarse como sector libre de las regulaciones del Estado, lo que sí le reconocen a Lula, en cambio, es que su liderazgo puede resultar más amigable con el mundo para abrirle a Brasil nuevos mercados.
"Con Bolsonaro hubo un retroceso en ese sentido -admite Ramos-. No se firmó ningún acuerdo a nivel multilateral porque no es el fuerte del gobierno de Bolsonaro . Las ampliaciones que se consiguieron desde el sector tuvieron más que ver con el precio de las commodities y la demanda mundial, con un Brasil y la Argentina que pueden ser aún más protagonistas de estas necesidades".
Uno de los encargados de aproximarse al campo paulista que se expande desde la región del Centro-Este con la aplicación de tecnología de punta ha sido el exgobernador y actual candidato a vice de Lula, Geraldo Alckmin , que supo tener sus afinidades políticas con el sector cuando enfrentaba al PT.
Eso no bastó básicamente porque desconfían que sus palabras pesen más que la de viejos aliados del petismo como el Movimiento Sin Tierra , la contracara de los empresarios del agro en Brasil.
"El PT está muy ligado a esos movimientos que atentan contra la propiedad privada en Brasil y en los últimos años, con Bolsonaro, ese tipo de invasiones también se redujeron bastante -detalla Gutiérrez- y eso es algo decisivo."
Bolsonaro intensificó el reconocimiento propietario de tierras y facilitó el porte de armas para las familias que habitan en zonas rurales . Al entender de estos sectores, todo eso redundó en una mayor seguridad, un aspecto clave a la par de las otras políticas adoptadas para el sector.
Respecto a los condicionantes desde el exterior, el consultor opina que lo que hubo en demasía fue prejuicio y eso nutrió una difamación que no se condice con la forma cómo se trabaja el campo en Brasil, "expandiendo el área agrícola con una especial atención en el cuidado del medio ambiente". Tales planteos solo respondían a intereses políticos, afirma Gutiérrez, y pide trabajar más en el "marketing" para el campo en el extranjero.
Quien resulte electo el domingo tendrá en sus manos una poderosa herramienta en un mundo donde el agro debe dar respuestas a la necesidad cada vez mayor de alimentos. Desde el sector reclaman desde una reforma agraria que distinga entre unidades productivas y las que no -de los 76,6 millones de hectáreas cultivas solo dos tercios se explotan efectivamente-, la apertura de nuevos mercados y una vasta reorganización o reforma del sistema tributario para dar un impulso a la competitividad de los productos brasileños en el mercado internacional.
Vinculado a esto último, insisten en la relevancia estratégica de mantener las retenciones en cero para la soja a través de la denominada Ley Kandir, de 1996, que exime del impuesto sobre la circulación de bienes y servicios a las exportaciones de este grano para favorecer su comercialización. De hecho, esta normativa no se alteró tampoco con las presidencias del PT pero lo que aspiran es que se complemente ahora con una desburocratización generaliza de los negocios de la producción agropecuaria.