Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), murió este viernes en un accidente automovilístico ocurrido en la ruta 188.
Achetoni, de 54 años, era un reconocido productor frutícola y vitícola con una finca de siete hectáreas en Bowen, Mendoza, en el departamento de General Alvear. Su nombre es sinónimo de lucha y compromiso en el ámbito gremial y agrario. Comenzó su carrera en la filial de Federación Agraria de General Alvear, donde rápidamente se convirtió en una figura central.
A lo largo de su mandato, se distinguió por su firme defensa del recurso hídrico a través de la Ley 7722 y su lucha por un seguro agrícola provincial. También promovió la provisión de subsidios y créditos para productores afectados por emergencias y desastres agropecuarios en la región.
Su ascenso en la Federación Agraria fue meteórico. Llegó al Consejo Directivo Central y se desempeñó como secretario de Finanzas a nivel nacional antes de ser elegido presidente de la entidad en septiembre de 2018. Su liderazgo fue reafirmado con reelecciones en 2019 y 2022.
Durante su presidencia, Achetoni se destacó por buscar financiamiento adecuado para el sector agrario, combatir las injusticias en las cadenas productivas y fomentar la creación de mercados de referencia para todas las actividades agrarias. Abogó constantemente por políticas que favorecieran a los pequeños productores y promovió iniciativas para frenar la migración de jóvenes hacia las ciudades. Presidió la Fundación Federación Agraria y la Fundación Fortalecer, ambos pilares del complejo federado.
En el ámbito internacional, Achetoni tuvo un rol importante en la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (COPROFAM), que agrupa a 22 millones de agricultores familiares, campesinos e indígenas en siete países. Además, contribuyó al Comité de la Estrategia Nacional de Involucramiento (ENI Argentina), una plataforma apoyada por la International Land Coalition - América Latina (ILC AL).
Carlos Achetoni deja un legado imborrable en el sector agrario argentino y su ausencia se sentirá profundamente en la lucha por los derechos de los productores.