Durante 2024, este fenómeno climatológico estará en el centro de las preocupaciones económicas en varios países de la región. Su impacto, que puede manifestarse a través de fuertes precipitaciones o sequías, es objeto de análisis y atención por parte de expertos financieros que proyectan el futuro económico de la región.
Un reciente informe de JP Morgan Chase ha destacado la influencia que El Niño puede ejercer en las economías de Brasil, Colombia y Perú. De igual manera, Fitch Ratings ha examinado el posible impacto del fenómeno en la economía peruana.
Ecuador, por ejemplo, ha anunciado cortes eléctricos para reajustar su sistema de energía debido a la sequía provocada por El Niño, lo que ha afectado a las centrales hidroeléctricas.
Colombia, enfrentando sus propios desafíos energéticos, ha tenido que suspender el suministro de electricidad a Ecuador debido a la misma causa.
Brasil, por su parte, ha declarado en situación crítica el afluente principal del río Amazonas debido a la sequía, lo que busca paliar la escasez de agua en la región.
Las proyecciones de JP Morgan sugieren que la actividad económica de Colombia se verá afectada hasta mediados de 2024, ya que El Niño representa un obstáculo adicional para el Banco de la República al intentar relajar las condiciones monetarias.
El Ministerio de Agricultura de Colombia ha identificado varios efectos negativos de El Niño en el sector agropecuario, como variaciones en el rendimiento de cultivos, disminución del caudal de ríos, aumento del riesgo de incendios forestales y posibles racionamientos de agua.
El endurecimiento de las condiciones financieras globales, según JP Morgan, podría reducir la capacidad de normalizar los tipos de interés oficiales reales en toda la región. Esto tendría un impacto negativo en el crecimiento económico, especialmente si perturbaciones de la oferta, como El Niño y el aumento de los precios del petróleo debido a tensiones geopolíticas, afectan a estos países y reducen la renta disponible.
El impacto de El Niño en Brasil es variado, ya que puede provocar sequías en el noreste semiárido y lluvias por encima del promedio en la zona sojera del Mato Grosso.
En Argentina, las lluvias esperadas con la llegada de El Niño podrían aliviar los efectos catastróficos de la sequía en la economía.
Perú, por su parte, se enfrenta a la incertidumbre de un impacto mayor de El Niño en sus perspectivas fiscales. Fitch Ratings señala que el recorte de tasas de interés podría complicarse debido a las posibles presiones inflacionarias resultantes de El Niño y otros factores como una política monetaria más restrictiva de la Reserva Federal estadounidense y riesgos geopolíticos que afecten los precios de los alimentos y el petróleo.
En resumen, El Niño se ha convertido en un factor determinante en la economía latinoamericana, con efectos que pueden variar significativamente en diferentes países y sectores. El monitoreo constante y la planificación estratégica son esenciales para mitigar sus impactos y garantizar la estabilidad económica en la región.