El incendio forestal que afecta a Los Ángeles esta semana ha cambiado de dirección, representando una nueva amenaza para comunidades del condado. El incendio de Palisades, el mayor y más destructivo registrado en la región, ahora avanza hacia el vecindario de Brentwood y las colinas del Valle de San Fernando, obligando a nuevas evacuaciones.
Hasta el momento, los incendios han dejado al menos 11 muertos, más de 10.000 estructuras destruidas o dañadas, y unas 153.000 personas evacuadas, según informó el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD).
Aunque los vientos de Santa Ana, que avivaron los incendios, disminuyeron el viernes por la noche, el fuego sigue avanzando en algunas áreas. El incendio de Palisades ha consumido 14.100 hectáreas, equivalente a dos veces y media el tamaño de Manhattan, mientras que el de Eaton, en las colinas al este de la ciudad, también permanece activo.
El capitán Erik Scott del LAFD advirtió que, aunque las condiciones climáticas mejoren este fin de semana, la baja humedad y la vegetación seca mantienen la situación en niveles críticos. Además, se prevén vientos fuertes nuevamente a partir del martes, lo que podría complicar los esfuerzos para contener los incendios.
Equipos de siete estados vecinos, el gobierno federal y Canadá han reforzado las operaciones en tierra y aire, lanzando agua y retardantes de fuego sobre las áreas afectadas.
El humo tóxico generado por los incendios ha llevado a declarar una emergencia de salud pública en la región, afectando la calidad del aire para millones de personas. En el barrio de Palisades, donde muchas casas han sido reducidas a cenizas, los residentes regresan con la esperanza de encontrar algo que salvar.
"Todo lo que queda de nuestra casa es una estatua de la Virgen María", contó Rick McGeagh, un residente que perdió su hogar y casi todo lo que poseía. Historias similares se repiten en Altadena y otras comunidades, donde el dolor por la pérdida es palpable.
Denise Doss, de 63 años, expresó su incertidumbre tras perder su hogar: "Solo quiero despedirme antes de que podamos reconstruir. Dejaré que Dios me guíe".
La empresa de meteorología AccuWeather estima las pérdidas económicas entre 135.000 y 150.000 millones de dólares, un golpe severo para la región y sus habitantes. Además, decenas de miles de personas permanecen sin electricidad mientras las aseguradoras enfrentan críticas por posibles denegaciones de reclamos en las zonas menos favorecidas.
El comisionado de Seguros de California, Ricardo Lara, pidió a las compañías que suspendan cancelaciones y extiendan períodos de gracia para los afectados. En paralelo, el presidente Joe Biden declaró el desastre como mayor y aseguró que el gobierno federal cubrirá el 100 % de los costos de recuperación durante los próximos seis meses.
Los incendios forestales en Los Ángeles dejan tras de sí una estela de destrucción y desafíos, no solo en términos materiales, sino también para la salud pública y el bienestar de las comunidades afectadas. Con condiciones climáticas que siguen siendo adversas, los esfuerzos de recuperación se perfilan largos y arduos, mientras las autoridades y residentes luchan por reconstruir sus vidas.