Según Idígoras, la producción de soja está destinada a desaparecer y la industria aceitera argentina enfrenta un fracaso total debido a la desinversión y la competencia global.
Un escenario irreversible
Idígoras argumentó que la situación es "irreversible" debido a una acumulación de distorsiones en los últimos años y a la feroz competencia de países vecinos y Estados Unidos. "No hay una sola inversión global que se piense para la industria aceitera argentina, sino todo lo contrario: hay visiones globales de desinversión sobre el Gran Rosario", explicó.
Competencia regional y estancamiento nacional
El presidente de CIARA-CEC comparó el estancamiento argentino con el crecimiento de sus vecinos. "Argentina si sigue así no va a producir más de 15/20 millones de toneladas de soja por año y Bolivia nos va a arrasar, ya que en los últimos 15 años creció su producción en 400% mientras Argentina creció 0%", indicó. Idígoras advirtió que Paraguay se está convirtiendo en un importante productor, detrás de Brasil, lo que podría dejar al polo industrial del Gran Rosario sin sentido de existencia.
Reflexión sobre la administración actual
A pesar de su crítica visión del futuro, Idígoras reconoció que la administración de Javier Milei ha permitido una mejor perspectiva. "Por primera vez en mucho tiempo, el gobierno de Javier Milei nos permitió volver a mirar el futuro con una mejor perspectiva y no tanto administrar el intervencionismo estatal de todos los días", señaló.
Desafíos económicos y expectativas
Idígoras subrayó que el gobierno actual enfrenta la tarea titánica de lograr la estabilización macroeconómica, bajar la inflación y lograr la unificación cambiaria. "Como exportadores, son las tres condiciones básicas que necesitamos para arrancar. En ese sentido, el sector apoya totalmente al Gobierno", afirmó, aunque reconoció que aún no han profundizado en las condiciones necesarias para iniciar un ciclo positivo en el sector.
Mirada al pasado y futuro incierto
Idígoras lamentó que el sector agroexportador argentino ya haya perdido las oportunidades para el abastecimiento de alimentos y energía en un mercado global en planificación. "Vamos a volver a 100 años atrás a ser un país de trigo y maíz", dijo, criticando el sistema tributario, las falencias logísticas y las políticas adoptadas para la agroindustria.
Conclusión sombría
Finalmente, Idígoras concluyó con una nota pesimista: "El futuro es negro y el presente es negro. El resto del mundo ya se lleva todas las inversiones. Brasil y Estados Unidos absorben el crecimiento y Argentina tendrá cero inversión y desinversión".
Esta declaración de Gustavo Idígoras refleja una profunda preocupación por el futuro del sector agroexportador y la industria aceitera en Argentina, subrayando la necesidad urgente de medidas que reviertan la actual tendencia de desinversión y estancamiento.