La temporada de huracanes de este 2024 tiene altas chances de ser muy activa. Es que las temperaturas inusualmente altas combinadas con el efecto de El Niño en disminución podrían favorecer la formación de huracanes extremos este año. Por un lado, el océano sigue registrando altos valores de temperatura, y el esquema de circulación apunta a que el mayor gradiente vertical de viento vaya en declinación. Ambos ingredientes son favorables para el desarrollo de sistemas tropicales.
Las temperaturas tan elevadas del océano Atlántico Norte corresponden a un evento extraordinario, que estadísticamente se traduce en una ocurrencia de 1 cada 284.000 años. El "callejón de los huracanes" del océano Atlántico tropical ya está experimentando temperaturas de verano en febrero, es decir, en pleno invierno. Los especialistas ven que estas temperaturas sin precedentes podrían ser una mala noticia para la próxima temporada de tormentas, tal como lo relata Live Science.
"Desde la década de 1980, el mundo experimenta un ritmo de calentamiento cada vez mayor", indica Joel Hirschi, jefe asociado de modelización de sistemas marinos del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido. Este patrón de calentamiento, aunque fluctuante, muestra fases de aceleración, con un nivel notable en 2023 y 2024.
Temperaturas de verano en invierno: En febrero, la temperatura media de la superficie del mar en el Atlántico Norte es de 20,3 °C, un grado más que la media de 1981-2011. Este fenómeno incluye el callejón de huracanes del Atlántico, un cinturón de agua clave en la formación de huracanes.
El aumento de la temperatura del mar podría provocar huracanes más intensos en el Atlántico este año, cuando se espera que la temporada de huracanes comience el 1 de junio y termine el 30 de noviembre. Con el Niño en retirada, se prevé un gradiente vertical de viento menos intenso, facilitando desarrollos tropicales.
El papel de la cizalladura: Los científicos descubrieron que el cambio climático ha hecho que las temporadas de huracanes extremadamente activas en el Atlántico sean mucho más probables. Aunque los océanos más calientes no incrementan la frecuencia de huracanes, sí los hacen más fuertes y de crecimiento más rápido bajo condiciones adecuadas de circulación en altura. Algunos científicos proponen una nueva categoría, "Categoría 6", para describir estos ciclones intensificados.
Durante El Niño, los vientos en el Atlántico suelen ser más fuertes, frenando la formación de huracanes. Pero si el ciclo climático sigue las predicciones y amaina o es sustituido por La Niña, podría provocar un verano inusualmente tormentoso. Este escenario es altamente probable, como también se informó a fines de enero de este año.