El mercado de la cereza chilena atraviesa un momento de auge, con exportaciones que cuadruplicaron sus volúmenes en la última década. En la temporada 2023-2024, Chile exportó más de 410 mil toneladas, consolidándose como el principal proveedor del hemisferio sur, especialmente para el mercado chino.
Según Álvaro Sepúlveda, investigador del Centro de Pomáceas de la Universidad de Talca, el éxito chileno en China se debe en gran parte a la tradición de regalar cerezas para celebrar el Año Nuevo. "La fruta es símbolo de bienestar y buena fortuna, lo que impulsa su demanda en este período festivo", explicó.
Los consumidores chinos buscan cerezas de alta calidad, con apariencia impecable, sabor intenso, firmeza y gran tamaño. No obstante, el principal desafío radica en la distancia: la fruta debe mantenerse en excelentes condiciones durante un trayecto de 20 a 35 días hasta Asia.
"La estrategia de los productores es anticipar la producción, utilizando cultivares de bajo requerimiento de frío y expandiéndose hacia zonas más cálidas como Ovalle", señaló Sepúlveda.
El cambio climático representa un obstáculo importante para el futuro de la industria. Los inviernos más cálidos pueden alterar la producción de cerezas en zonas tempranas. Aunque el impacto aún no es evidente debido a los altos volúmenes exportados, el sector ya trabaja en estrategias para mitigar los efectos.
"La Inteligencia Artificial está siendo utilizada para generar estadísticas e indicadores agroclimáticos, que ayudan a entender cómo los nuevos cultivares se adaptan a estas condiciones", indicó Sepúlveda.
En la reciente Cherry Expo, organizada por la Universidad de Talca y ANA Chile, se presentaron variedades innovadoras como Nimba, Nipama y Pacific Red, diseñadas para satisfacer a los consumidores chinos y enfrentar los desafíos logísticos.
Lorena Pinto, jefa de Producto Pomáceas y Cerezos de ANA Chile, explicó que uno de los mayores retos es reducir el tiempo de viaje hacia Asia. "Probamos la capacidad de almacenamiento de las variedades simulando el trayecto marítimo de 30 a 35 días. Esto nos permite asegurar la calidad de la fruta al llegar al destino", comentó.
Aunque el transporte aéreo podría ser una solución para variedades tempranas, enfrenta limitaciones debido al riesgo de infestación por la mosca de la fruta.
Variedades como Nipama y Sweet Stephany están en etapas avanzadas de pruebas y se espera que su comercialización a gran escala comience en 2025. Estas innovaciones prometen mejorar la productividad y ampliar la oferta chilena en mercados internacionales.
El fenómeno de la cereza chilena no solo es un triunfo económico, sino también un ejemplo de cómo la combinación de tradición, tecnología y adaptación puede convertir a un país en líder global en un mercado altamente competitivo. Con un crecimiento constante y nuevas estrategias en marcha, las cerezas chilenas seguirán siendo un símbolo de calidad en los mercados asiáticos.