Con menor superficie de pasturas y regenerando áreas de vegetación natural, desde 1990 duplicaron la carga por hectárea, pasaron de 245kg a 285kg promedio por carcasa y hoy terminan más de 6 millones de cabezas a corral. La estrategia país es seguir liderando el mercado de «carne para ingredientes» y «culinaria», según el analista brasilero Mauricio Palma Nogueira.
Mientras Brasil sigue batiendo récords en ventas externas de carnes bovinas, año tras año, es importante conocer la evolución de sus sistemas ganaderos y la estrategia que los llevó a posicionarse como líder en volumen del mercado mundial de carnes. El Ing. Agr. Mauricio Palma Nogueira, CEO de la consultora Athenagro, con sede en San Pablo, fue el encargado de presentar el caso brasilero en un ciclo de conferencias organizado por el laboratorio Phibro Animal Health. El especialista se refirió a los sucesos históricos que marcaron el avance arrollador de la producción bovina y destacó el rol de la intensificación sustentable como motor del crecimiento en las últimas décadas.
"En los '60 ya teníamos 56 millones de cabezas, pero hasta los '90 hubo una altísima inflación. El Ministerio Público aplicaba medidas drásticas para contener el precio de la carne y hasta podía desapropiar el ganado de las fincas; fueron casos traumáticos para la economía brasileña", recordó Palma Nogueira. Y detalló: "en esos tiempos, se compraban cuatro terneros por cada cebú gordo y el productor lograba buenos resultados con ese intercambio, de modo que no tenía interés en mejorar la productividad". El rodeo creció mucho, llegó a 147 millones de cabezas en 1990, "pero los animales sólo se usaba para ocupar tierras, se abría un área sin infraestructura y la ganadería permitía dominarla"
Finalmente, durante la gestión de Fernando Enrique Cardozo como Ministro de Hacienda, se gestó el Plan Real que controló el proceso inflacionario. "Los precios del ternero empezaron a subir y, a la vez, se dio un fuerte impulso a la inversión en tecnología", afirmó, refiriéndose a que el stock siguió aumentando, a 212 millones en 2020, mientras se triplicaba la productividad que, en treinta años, pasó de 20,7 a 67,7 kg carcasa/ha/año.
La mejora de la ganadería vino de la mano de la sofisticación de las dietas con el agregado de fuentes de proteínas y energía, que cubren baches estacionales de las forrajeras tropicales y se utilizan para la terminación intensiva sobre pasturas, en semi-feedlot y feedlot. "Estas tecnologías nos permiten vender los machos en menos tiempo, con mayor peso y mejor calidad. De este modo hacemos un buen uso del capital, porque el valor más alto en la operación ganadera es el animal", planteó el consultor, detallando que, en 20 años, Brasil triplicó la cantidad de cabezas confinadas, alcanzando a 6,6 millones en 2020.
Un indicador que evolucionó de la mano de la intensificación fue el peso promedio de las carcasas. "Un macho cebú que en 1997, por ejemplo, brindaba 245kg llegó a 285kg en nuestros días", indicó, Palma Nogueira mostrando un gráfico de Brasil, que contrasta con el bajo peso de la carcasas en la Argentina (214kg) y su muy lento progreso en esos años, según el Ing. Agr. Juan Elizalde, especialista que presentó el caso argentino durante el ciclo de charlas de Phibro e incluso propuso diversas alternativas tecnológicas para superar esa problemática.
Mitos y verdades
El fuerte crecimiento de la ganadería brasilera es un tema muy discutido a nivel mundial sobre todo en lo que hace a la deforestación. Sin embargo, Palma Nogueira sostiene que, con el aumento de productividad, hay un "ahorro de tierra" que contribuye a preservar el ambiente. Según sus cálculos, entre 1990 y 2020, el área de regeneración de la vegetación natural fue mayor que la de deforestación.
En tal sentido, la superficie deforestada (unas 16 millones de ha por década) cayó a la mitad a partir de 2010 (7 millones de ha), hubo una migración a la agricultura (24 millones de ha de 2000 a 2020) y se regeneraron unas 50 millones de hectáreas. "La dinámica del ambiente tropical es muy severa, si no cuidamos bien el área, si no la mantenemos limpia, rápidamente se transforma de nuevo en vegetación natural. Y ahí por Ley no se pueden deforestar", señaló.
El especialista considera que la legislación brasileña es muy estricta en términos de protección ambiental. "Si usted compra una finca en la Amazonia (Bioma), que es una región de selva que está en la Amazonia legal, el 80% tiene que permanecer cerrada, sería como comprar un departamento de 5 recámaras y poder utilizar solo una", ejemplificó. En tanto, en la Amazonia legal, donde la vegetación típica es el cerrado, un bosque menos denso, hay que preservar el 35% del área y en otras regiones del país, el 20%. "El productor brasileño es, colectivamente, uno de los agente privados que más resguarda bosques en el mundo", remarcó.
Existe el mito de que la ganadería depende de la deforestación para aumentar su producción. "Pero no es cierto, la producción tiene un enorme potencial de avanzar verticalmente, incluyendo la cría, que antes se hacía abriendo territorios", subrayó, refiriéndose a la oportunidad que brinda la intensificación sustentable con mínimos impactos ambientales.
"Ya llegamos a un promedio de 67kg de carcasa/ha/año, que de cualquier modo es una productividad muy baja, aunque estamos caminando a grandes pasos para seguir aumentándola", contó Palma Nogueira, aludiendo a que el 20% de las fincas de mayor nivel tecnológico logra 165 kg/ha y el 5% de punta se acerca a los 500kg/ha, de acuerdo a datos del "Rally ganadero 2019", que lleva adelante Athenagro y cubre las principales regiones productivas del país.
Según el consultor, los sistemas intensivos seguirán avanzando a paso firme. "Los pasturas retrocedieron de 191 a 164 millones de hectáreas en los últimos 30 años y a futuro se irán excluyendo los productores que no puedan adaptarse a los nuevos paquetes tecnológicos. La previsión a 2030 es que tendremos 14 millones de cabezas en feedlots ", proyectó.
Estrategia Brasil
En 2020, el país embarcó cerca de 2,9 millones de toneladas de carne, casi la suma de EE.UU. y Australia, segundo y tercer exportador mundial, y en los próximos años consolidará su posición a nivel internacional con los productos que ofrecen actualmente.
En ese sentido, en el mercado brasileño se distingue la "carne para ingredientes" que utilizan para hamburguesas y otras comidas elaboradas, la "culinaria", que emplean en forma cotidiana, y la "gourmet y premium", que degustan en restaurantes sofisticados.
Palma Nogueira piensa que Brasil no participará del segmento de cortes de alto valor, donde juegan EE.UU., Australia, Argentina y Uruguay, más aún, prevé que continuarán importando ese tipo de carnes, que en los últimos años representaron una 60 mil ton/año. "Vamos a exportar más, sí, pero seguiremos siendo un gran proveedor del mercado de ingredientes y culinaria, ese es nuestro enfoque. Tenemos agua, tierra, pastos, granos, ganado con buena proporción de sangre cebú y mucho macho entero, sabemos producir en el ambiente tropical, somos más eficientes y competitivos en los segmentos que ya dominamos", finalizó.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein
Editora de Valor Carne