En este escenario, Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo viajaron juntos a Washington y nos mandaron una foto, ellos han depositado sus esperanzas en un pedido extraordinario de ayuda financiera a Estados Unidos, destacando a Donald Trump como un aliado estratégico que podría facilitar la ampliación crediticia del FMI.
Argentina enfrenta una encrucijada económica crítica. Las reservas brutas del Banco Central (BCRA) cayeron U$S 191 millones el día viernes, y acumularon U$S 524 millones respecto al viernes 10 de enero, finalizando en U$S 30.515 millones, el saldo mínimo desde comienzos de año.
El índice S&P Merval se desplomó más de un 10% durante la semana pasada, registrando su peor desempeño en lo que va de 2025. El riesgo país escaló a 644 puntos básicos, un aumento de aproximadamente 100 puntos en la semana. Mientras tanto, el dólar blue subió $200 respecto al mes anterior, ampliando la brecha cambiaria a más del 18%, a pesar de las intervenciones oficiales por U$S 250 millones.
El ajuste del "crawling peg" de un 2% a un 1% mensual y la ratificación de la tasa de política monetaria en el 32% apuntan a sostener la estrategia de "carry trade". Estas medidas reflejan ajustes técnicos forzosos para evitar una fuga masiva de capitales generada por esta misma estrategia, que produjo ganancias extraordinarias en 2024. Sin embargo, la inflación rebotó al 2,7% en diciembre de 2024, escalando desde el 2,4%.
Recordemos la devaluación solicitada por el FMI a Sergio Massa en agosto de 2023 para alcanzar un dólar competitivo. Hoy día para empatar la solicitud, sería necesaria una devaluación del 50%. Esto ocurre en un contexto donde la deuda pública asciende a más de U$S 475.000 millones (según la Secretaría de Finanzas) y se aproximan vencimientos de deuda en pesos por $32 billones entre enero y febrero. El aumento de la deuda pública, combinado con un derrumbe del PBI cercano al 3%, debilita aún más la economía al inicio de 2025 y la expone a shocks exógenos impredecibles. Sin ingresos de dólares frescos, o una devaluación previa a nuevos desembolsos, el colapso cambiario parece inevitable.
En este escenario, Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo viajaron juntos a Washington y nos mandaron una foto, ellos han depositado sus esperanzas en un pedido extraordinario de ayuda financiera a Estados Unidos, destacando a Donald Trump como un aliado estratégico que podría facilitar la ampliación crediticia del FMI.
"Teología política"
El laureado Milei no leyó "Isaías" y una advertencia antigua, aunque paradójicamente recibió el premio israelí Génesis, conocido como el "Premio Nobel judío", en reconocimiento a su "apoyo inequívoco a Israel durante uno de los momentos más difíciles desde su creación" (Fundación Génesis, 14 de enero de 2025).
¿Qué dice el libro de Isaías?
El libro de Isaías se refiere a la gloria del renacimiento, la justicia y la "salvación". Isaías es un profeta muy importante para los judíos.
- Solo Dios salva y no comparte Su gloria con nadie.
- La injusticia social es repugnante para Dios.
Rogar a "San Donald Trump" para que reviva un apoyo financiero similar al de 2018 es más un acto de desesperación que de estrategia.Las velas encendidas tal vez iluminen alguna esperanza en los pasillos del poder argentino, pero la devoción a un salvador político ignora la cruda verdad. Milei no ocupa la lista de prioridades del presidente estadounidense. Las procedencias inmediatas de Trump están alejadas de cualquier esperanza de ayuda urgente. Simplemente, debe considerarse como un milagro con bajas probabilidades asociadas de ocurrencia.
Carl Schmitt fue quien propuso el término "Teología Política" en 1922. El objetivo de Schmitt, era establecer analogías entre la esfera política y la religiosa para comprender los conceptos políticos y jurídicos. La estrategia de buscar una alianza externa evoca una advertencia atemporal presente en el libro de Isaías capítulo 30, que critica la dependencia de potencias extranjeras como salida ilusoria a problemas internos. Este mensaje encuentra paralelismos inquietantes con la situación actual de Argentina, donde confiar en ayudas externas perpetúa ciclos de dependencia y vulnerabilidad.
El profeta Isaías denunció el intento del reino de Judá de buscar seguridad en Egipto para resolver su crisis. Parafraseándolo, su mensaje a Israel es contundente:
¡Qué mal les va a ir a ustedes! Piden ayuda al rey de Egipto, buscan refugio bajo su poder, pero ese rey no podrá protegerlos; Egipto no les dará refugio. Ustedes, han mandado embajadores hasta las ciudades egipcias; pero van a quedar avergonzados, porque esa gente inútil, en vez de ayudarlos, les causará muchas desgracias.
Isaías advierte que depender de una potencia extranjera sin priorizar soluciones internas y éticas no solo es un error estratégico, sino también una traición a los principios de autonomía y justicia. La lección fue clara: Egipto no era el salvador que Judá esperaba, sino un actor con intereses propios.
El castigo por la ignorancia histórica
Argentina parece reincidir en un ciclo de errores conocidos. Las tablitas cambiarias de Martínez de Hoz (1978-1981) y de Luis Caputo (2024-2025) comparten un trágico legado: priorizar la especulación financiera sobre la producción, beneficiar a pocos a costa de muchos y desmantelar la industria en nombre de una estabilidad precaria.
Ampliando hermenéuticamente Isaías 30, podría entenderse:
Ustedes son un pueblo que no quiere obedecer las enseñanzas. Son infieles y rebeldes. No quieren que "aquellos que ven" cuenten sus puntos de vista; tampoco quieren que les digan la verdad. Prefieren que les hablen de cosas agradables; eligen seguir creyendo que todo les saldrá bien. ... Sus errores caerán sobre ustedes como un muro alto y agrietado, que se viene abajo cuando uno menos lo espera...
La historia económica nos enseña que el desarrollo no se construye sobre devaluaciones preanunciadas. Persistir en estas estrategias no es solo una mala decisión, sino también un acto de irresponsabilidad. La estrategia "crawling peg" no es más que una versión reciclada del modelo fallido que ha devastado el empleo, la industria y la equidad social, entre el 20-12-1978, y el 02-03-1981
De Egipto a Washington
La futilidad de confiar en Egipto resuena con fuerza en la política económica argentina actual. La tentación de ver a Donald Trump como un "salvador" refleja el mismo error de buscar soluciones externas para problemas estructurales internos. En la práctica, las grandes economías actúan según sus propios intereses estratégicos, lo que a menudo genera condiciones desfavorables para los deudores.
La experiencia 2018 con el FMI es un recordatorio claro: el préstamo stand-by no logró estabilizar la economía argentina. En cambio, profundizó la crisis y dejó una deuda aún más difícil de pagar. Además, la doctrina "America First" de Trump refuerza la presunción que cualquier asistencia estará atada a sus propias prioridades e intereses geopolíticos, no a una acción de solidaridad incondicional.
El verdadero desafío para Argentina no está en obtener ayuda de Washington, sino en construir un proyecto de desarrollo basado en la soberanía económica, la producción, el empleo y una gestión responsable de los recursos.
Es improbable que Donald Trump considere prioritario brindar un apoyo decisivo a Javier Milei, como lo hizo con Mauricio Macri, Federico Sturzenegger y Luis Caputo en 2018, cuando Argentina recibió un salvavidas financiero histórico del FMI. En aquel entonces, los intereses estratégicos de Estados Unidos en la región, combinados con una administración argentina alineada ideológicamente, justificaban esa asistencia, que terminó siendo un fracaso tanto para los argentinos como para la estabilidad de la región. Hoy, el panorama es radicalmente distinto. El contexto político global ha cambiado, y las prioridades de Trump están centrados en consolidar su base electoral interna, lidiar con tensiones geopolíticas mayores como la rivalidad comercial con China, la guerra en Ucrania y, enfocarse en cuestiones de política económica doméstica como la suba de aranceles de importación que afectara a México, Canadá y tal vez a Argentina. En la lista de "prioridades Trump", arrojarse sobre una granada sin pasador de seguridad, estaría lejos de configurar sus primeras acciones.
Según fuentes confiables, la administración estadounidense que asume hoy, tiene buena predisposición con el presidente argentino, les resulta divertido, pero no estarían dispuesta a asumir nuevamente el costo político y económico que pago Trump por Macri. Argentina necesita no menos de U$S 20.000 millones. Luce arriesgado propiciar un rescate de tales dimensiones ante el FMI, especialmente considerando la incertidumbre que genera la figura de Milei, su falta de credenciales probadas en la gestión pública y el elevado riesgo que implican sus propuestas radicales. Esto nos lleva a concluir que cualquier expectativa de un "segundo milagro" financiero proveniente del norte no solo es quimérico, sino que demuestra una peligrosa miopía en política económica internacional del diagnóstico de las urgencias y limitaciones reales que enfrenta Argentina.