La nave, que transportaba cerca de 25.000 toneladas, sufrió una avería en su motor principal el pasado 13 de enero, lo que provocó un retraso de 32 días en la entrega de la mercancía.
El prolongado viaje ha generado serias dudas sobre la calidad de la carga. Las primeras inspecciones realizadas por las autoridades chinas revelaron altos niveles de pudrición y partidura en la fruta, lo que llevó a definirla extraoficialmente como "no apta para el consumo humano". Esta situación amenaza con transformarse en un desastre económico para el sector agrícola chileno, que tiene en China su principal mercado de exportación de cerezas, con el 93% de la producción destinada a ese país.
Riesgo de rechazo y millonarias pérdidas
La incertidumbre crece mientras la autoridad sanitaria china evalúa si la fruta cumple con los estándares necesarios para su comercialización. En caso de que la carga sea rechazada, los exportadores enfrentarán no solo la pérdida total del producto, sino también el costo de su eliminación, estimado entre 800 y 1.000 dólares por tonelada, lo que podría alcanzar los 25 millones de dólares.
El valor comercial de la carga se estima entre 100 y 150 millones de dólares, una cifra que afecta tanto a grandes exportadores como a pequeños productores. Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), advirtió que "las cerezas dañadas representan una pérdida directa de al menos 100 millones de dólares, considerando la calidad deteriorada y la baja comercialización tras la temporada alta del Año Nuevo Chino".
Consecuencias a largo plazo
El impacto no se limita a las pérdidas económicas inmediatas. La fuerte dependencia del mercado chino expone a la industria frutícola chilena a riesgos significativos ante problemas logísticos como el actual. Además, la reputación de Chile como exportador de fruta de calidad podría verse afectada si la carga no cumple con los estándares internacionales.
Esteban Valenzuela, ministro de Agricultura, junto a la directora de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), Andrea García, encabezó una sesión extraordinaria del Consejo Agroexportador. Tras la reunión, el ministro aseguró que se mantienen en "estrecha coordinación con las autoridades chinas para garantizar que las cerezas cumplan con los más altos estándares de inocuidad y calidad".
Un punto de inflexión para la industria
La pérdida de la ventana comercial del Año Nuevo Chino agrava el panorama. Aunque parte de la fruta sea aceptada, es probable que deba venderse a precios muy bajos, incluso por debajo del valor de producción. Esto afecta no solo a los exportadores, sino también a toda la cadena productiva, desde agricultores hasta transportistas y empresas de embalaje.
Mientras la resolución final depende de las autoridades chinas, el caso del Maersk Saltoro ya se perfila como un punto de inflexión para la industria frutícola chilena. Los productores, golpeados por la incertidumbre, enfrentan ahora el desafío de replantear sus estrategias comerciales y reforzar la gestión de riesgos en un mercado cada vez más exigente.