Un nuevo estudio global revela una realidad alarmante: el planeta se está volviendo más seco y los suelos presentan niveles crecientes de salinidad. Este fenómeno, impulsado por el cambio climático y el aumento de las temperaturas, plantea un desafío crítico para los 8.000 millones de habitantes del mundo, especialmente en regiones donde el agua ya es un recurso escaso.
Un problema creciente: la tierra más seca y salada
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), más del 40% del planeta (excluyendo la Antártida) está compuesto por tierras áridas, áreas donde el agua es difícil de conseguir. Además, la FAO estima que el 10% de los suelos del mundo están afectados por el exceso de sal y que 2.500 millones de acres (1.011 millones de hectáreas) están en riesgo de salinización.
Entre 1990 y 2020, el cambio climático transformó aproximadamente el 7,6% de la superficie terrestre, convirtiendo áreas húmedas en tierras secas. Estas zonas, donde el 90% de las precipitaciones se evaporan antes de llegar al suelo, albergan al 30% de la población mundial.
Impactos interrelacionados
El informe señala que estas tendencias afectan negativamente la productividad agrícola, la biodiversidad y la salud de los ecosistemas, mientras agravan la inseguridad alimentaria y del agua.
Entre las conclusiones, se alerta que, sin una acción global concertada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, miles de millones de personas enfrentarán un futuro marcado por el hambre, el desplazamiento y el declive económico.
Zonas en riesgo y escenarios futuros
Aunque los cambios más drásticos se esperan en regiones áridas, otras áreas consideradas fértiles, como el Medio Oeste estadounidense, el centro de México y el Mediterráneo, también podrían experimentar transformaciones similares.
Hannah Waterhouse, científica del suelo y el agua de la Universidad de California, advierte que las actuales condiciones no son tan extremas como las que se anticipan en las próximas décadas, lo que sugiere que la situación empeorará.
El agua como recurso crítico
El informe destaca que, si no se reducen drásticamente las emisiones globales, para finales de siglo más de dos tercios de la tierra del mundo podrían perder su capacidad de almacenar agua. Este escenario tendrá repercusiones directas en la producción de alimentos y el suministro de agua potable, exacerbando los conflictos sociales y económicos.
El cambio climático no solo está limitando los recursos hídricos, sino que también está ampliando la desertificación a nuevas regiones, dejando un panorama sombrío para el futuro del planeta.