Apenas un día después de asumir su segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avivó las tensiones comerciales con nuevas amenazas arancelarias dirigidas a la Unión Europea, China, Canadá y México. Trump anunció un posible arancel punitivo del 10% a las importaciones chinas, justificando la medida en el tráfico de fentanilo que, según él, fluye hacia Estados Unidos desde China a través de México y Canadá.
La advertencia fue hecha durante una conferencia en la Casa Blanca, donde Trump reiteró su intención de imponer aranceles del 25% a Canadá y México si estos países no toman medidas contra la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. "La Unión Europea es muy, muy mala con nosotros. Tendrán que pagar aranceles. Es la única forma de obtener justicia", expresó Trump.
El presidente firmó un memorando ordenando revisiones exhaustivas de las políticas comerciales antes del 1 de abril. Estas revisiones incluyen análisis de déficits comerciales, prácticas desleales y manipulación de divisas. Entre las soluciones propuestas se encuentra la imposición de un "arancel suplementario global" y cambios en las exenciones fiscales para envíos de bajo valor, utilizados para el tráfico de precursores químicos del fentanilo.
El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, respaldó las declaraciones de Trump, afirmando que los aranceles buscan presionar a Canadá y México para detener el flujo de inmigrantes y drogas. "Cada día mueren 300 estadounidenses por sobredosis de fentanilo", explicó Navarro.
China respondió con un llamado al diálogo para gestionar las diferencias y ampliar la cooperación. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, enfatizó: "No hay ganadores en una guerra comercial. China protegerá firmemente sus intereses nacionales".
Mientras tanto, el anuncio impulsó un breve repunte en los mercados financieros estadounidenses, llevando al índice S&P 500 a su nivel más alto en un mes. Sin embargo, los analistas advierten que la incertidumbre podría desinflar este optimismo a medida que se acerquen las fechas límite.
México y Canadá adoptaron un tono más moderado. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, subrayó que el acuerdo comercial entre los tres países no será renegociado hasta 2026, mientras que los productores agrícolas estadounidenses expresaron su preocupación por las posibles represalias.
"El maíz que exportamos a México y el etanol que enviamos a Canadá son vitales para nuestra economía. Esperamos que estas negociaciones no perjudiquen nuestras exportaciones", señaló Kenny Hartman Jr., presidente de la Asociación Nacional de Productores de Maíz.