Las exportaciones agrícolas estadounidenses están enfrentando un nuevo obstáculo: un plan impulsado por el expresidente Donald Trump que busca reactivar la industria naval del país imponiendo elevadas tasas a buques construidos en China o pertenecientes a flotas con barcos de ese origen.
Según informaron periodistas de Reuters, estas tarifas -que podrían alcanzar hasta 1,5 millones de dólares por cada ingreso a puerto- ya están generando escasez de disponibilidad de embarcaciones, particularmente para cargas de carbón, granos y otros productos agrícolas. El impacto ya es tangible: exportadores de maíz, soja y trigo enfrentan serias dificultades para planificar envíos más allá de mayo.
¿Qué implican las tarifas?
El borrador de la orden ejecutiva contempla:
El monto dependerá del porcentaje de barcos construidos en China que tenga la flota:
Si es más del 50%, el operador pagará USD 1 millón por ingreso. Si está entre 25% y 50%, pagará USD 750.000. Si es menos del 25%, el cargo será de USD 500.000.Consecuencias para el agro
El presidente de Xcoal Energy & Resources, Ernie Thrasher, ya alertó al Departamento de Comercio que los propietarios de embarcaciones se están negando a cotizar nuevos envíos de carbón. Por su parte, la American Farm Bureau Federation advirtió que los productores de granos también están siendo perjudicados, al no poder asegurar fletes marítimos por la incertidumbre de los costos.
Un informe del gremio agrícola estima que las tarifas podrían aumentar entre USD 372 y 930 millones anuales en costos de transporte para los exportadores de productos a granel, restando competitividad a los productos agrícolas de EE.UU. en los mercados globales.
Jay O'Neil, analista de HJ O'Neil Commodity Consulting, advirtió que este impuesto encarecería los fletes en hasta USD 25 por tonelada. "Ese costo, en muchos casos, terminaría siendo absorbido por el productor agrícola norteamericano", dijo.
Una oportunidad para competidores extranjeros
El impacto no solo se sentirá en EE.UU. También podría significar una oportunidad para países como Brasil o Ucrania. "Esta medida incentivaría la expansión agrícola en mercados competidores y reduciría aún más la participación de EE.UU. en las exportaciones mundiales de granos", indicó O'Neil.
¿Y ahora?
El sector agropecuario estadounidense, ya golpeado por aranceles de represalia de China, México y Canadá, vuelve a quedar en el centro de una disputa comercial. La incertidumbre sobre los costos logísticos a partir de esta medida pone en jaque al comercio exterior agrícola y amenaza con encarecer los alimentos tanto en EE.UU. como a nivel global.