El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elegido a Brooke Rollins para liderar el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), una agencia que maneja un presupuesto de 200 mil millones de dólares y coordina un amplio rango de programas relacionados con la agricultura, la silvicultura y los productos básicos. En su audiencia de nominación ante el Comité de Agricultura del Senado, Rollins adelantó que consideraría la implementación de pagos directos a los agricultores para compensar las pérdidas causadas por los aranceles, un enfoque similar al que el gobierno adoptó durante el primer mandato de Trump.
El impacto de los aranceles impuestos por Trump, especialmente sobre las importaciones chinas, fue un tema clave durante su primer mandato. En ese contexto, el gobierno estadounidense aprobó miles de millones de dólares en pagos para apoyar a los agricultores que enfrentaron aranceles de represalia, especialmente aquellos productores de soja. Rollins, quien asumirá el cargo si es confirmada, expresó que la agencia estaba preparada para ejecutar un enfoque similar si fuera necesario. "Estamos preparados para ejecutar algo similar, si se aprueba, si se confirma", afirmó Rollins, quien agregó que no sería necesario "reinventar la rueda", refiriéndose al modelo de ayuda que ya se había implementado.
Sin embargo, algunos senadores, como Michael Bennet, demócrata de Colorado, mostraron reservas sobre este enfoque. "Lo que hemos escuchado de nuestros agricultores y ganaderos una y otra vez es que quieren poder realizar el trabajo. Quieren poder exportar. No quieren resolver este problema con ayuda", comentó Bennet, destacando que muchos en el sector preferirían medidas que aborden las causas subyacentes de las pérdidas comerciales, como la guerra comercial, en lugar de depender de pagos gubernamentales.
Controversias sobre el Etanol y los Trabajadores Agrícolas Inmigrantes
Durante la audiencia, Rollins también fue cuestionada sobre su historial en torno al etanol, un biocombustible políticamente importante. Aunque se le había vinculado con críticas al etanol por su impacto en los precios, Rollins negó haber escrito artículos contra el biocombustible, aclarando que su posición apoyaba todas las fuentes de energía.
Por otro lado, los senadores plantearon inquietudes sobre la situación de los trabajadores agrícolas inmigrantes, especialmente ante las políticas de deportación masiva que Trump ha impulsado. Aunque Rollins aseguró que escucharía las necesidades laborales de las empresas agrícolas, no ofreció respuestas claras sobre si las granjas serían objetivo de futuras redadas, un tema delicado para los trabajadores agrícolas, la mitad de los cuales son indocumentados.
Si Rollins es confirmada, su liderazgo en el USDA podría enfrentar desafíos complejos, desde la gestión de los efectos de los aranceles hasta la implementación de políticas que afecten a los trabajadores agrícolas. Con la creciente preocupación sobre el impacto de las políticas comerciales y laborales en el sector agrícola, Rollins tendrá que equilibrar las demandas de apoyo económico con las expectativas de soluciones estructurales para el sector.