A medida que nos acercamos a 2025, los expertos observan una serie de factores que podrían marcar la pauta para el sector agrícola, tanto en términos de retos como de oportunidades. Desde la política fiscal hasta el comercio internacional, pasando por la desregulación y el uso alternativo de la tierra, los economistas agrícolas tienen mucho en su radar para el próximo año.
La desaceleración económica: ¿qué depara el futuro?
El 2023 cerró con una desaceleración más pronunciada de lo que muchos esperaban, impulsada por la caída de los márgenes agrícolas y las altas tasas de interés. De acuerdo con el último informe de Ag Economists' Monthly Monitor, el 56% de los economistas afirma que la agricultura estadounidense está en recesión, y el 81% considera que está al borde de ella. Esto refleja un giro significativo respecto a las previsiones de octubre.
Política comercial y riesgos de guerra arancelaria
Los economistas advierten sobre el potencial impacto de una guerra comercial, especialmente con la administración de Trump y sus políticas. Aunque el tema no ha recibido suficiente atención mediática, los analistas señalan que las investigaciones sobre el daño económico de los aranceles son preocupantes. No solo los aranceles afectan la competitividad, sino que también podrían generar reacciones de países clave en el comercio global.
El futuro de los biocombustibles y la desregulación
La política de biocombustibles y la desregulación en la administración entrante podrían traer tanto oportunidades como desafíos para los productores agrícolas. Aunque se anticipa que algunos acuerdos comerciales favorezcan al sector, la incertidumbre en torno a las decisiones regulatorias podría ser un obstáculo, especialmente en relación con la industria de los biocombustibles.
Uso alternativo de la tierra
La diversificación de ingresos mediante el uso alternativo de la tierra, como el programa de Conservación de Reservas de Pastizales (CRP) o la instalación de paneles solares, es otra tendencia que podría ganar tracción en 2025. Los economistas señalan que los agricultores están cada vez más abiertos a explorar estas alternativas, lo que podría representar una fuente de ingresos complementarios en tiempos de márgenes ajustados.
Incertidumbre política y fiscal
La nueva administración podría tomar decisiones que afecten el futuro de la agricultura, desde impuestos hasta la aprobación de asistencia económica. La incertidumbre sobre el futuro del proyecto de ley agrícola y los recortes presupuestarios federales genera preocupación sobre la estabilidad de la red de seguridad económica para los productores.
El impacto del tipo de cambio y la competencia internacional
El debilitamiento del real brasileño y la mayor competitividad de las exportaciones agrícolas de Brasil podrían representar una amenaza para los productores estadounidenses. A pesar de que China y otros mercados internacionales tienen experiencia con las políticas de Trump, la competencia externa podría intensificarse aún más en 2025.
Desafíos regionales
Aunque el Medio Oeste sigue siendo el epicentro de la agricultura estadounidense, los economistas destacan que otras regiones, como el sur de EE. UU., también están enfrentando dificultades económicas. Las diferencias regionales en la salud financiera y las respuestas ante márgenes más estrechos son factores a tener en cuenta en el próximo año.
Precios del alquiler en efectivo
A pesar de la caída de los precios de los cultivos, los precios del alquiler en efectivo se mantienen estables, lo que podría generar tensiones adicionales para los agricultores que luchan por equilibrar los costos operativos.
En resumen, 2025 se perfila como un año lleno de incertidumbres, pero también de oportunidades para los productores agrícolas. La clave estará en cómo los economistas, los agricultores y los responsables de las políticas logren adaptarse a los nuevos desafíos económicos, comerciales y regulatorios que se avecinan.