El martes entraron en vigor los nuevos aranceles del 25% impuestos por EE.UU. a las importaciones provenientes de México y Canadá, junto con una duplicación de los gravámenes sobre productos chinos, que ahora alcanzan el 20%. En respuesta, China reaccionó con una serie de medidas que afectan directamente al comercio agroindustrial estadounidense.
La represalia china incluye un arancel adicional del 15% sobre productos clave como el pollo, trigo, maíz y algodón, mientras que para la soja, el sorgo, la carne de cerdo y de vaca, productos acuáticos, frutas, verduras y lácteos se impuso un gravamen extra del 10%. En total, estas medidas impactarán sobre exportaciones estadounidenses por un valor aproximado de 21.000 millones de dólares a partir del 10 de marzo.
El conflicto comercial ha generado turbulencias en los mercados de commodities, especialmente en el complejo de granos.
Los futuros de soja, maíz y trigo en Chicago experimentaron una leve recuperación tras las pérdidas registradas al inicio de la semana. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) explicó que esta mejora responde a señales de que EE.UU. podría reconsiderar los aranceles aplicados a México y Canadá, lo que reduciría la presión sobre las exportaciones.
Además, la nueva caída del dólar y las medidas de estímulo anunciadas por China han sumado soporte a los precios de los granos, aunque la incertidumbre sobre el desenlace de la guerra arancelaria sigue pesando sobre el mercado.
A pesar de esta moderada recuperación, los analistas advierten que la volatilidad seguirá siendo una constante en las próximas semanas, con precios atados a las decisiones comerciales de los gobiernos involucrados en el conflicto.
El endurecimiento de las medidas arancelarias entre EE.UU. y China podría modificar los flujos comerciales de granos a nivel mundial. Brasil y Argentina aparecen como potenciales beneficiarios de la crisis, ya que podrían aumentar su participación en el mercado chino ante una menor competitividad de los productos estadounidenses.
El sector agropecuario sigue de cerca las negociaciones diplomáticas y espera que se logre una reducción de tensiones para evitar mayores distorsiones en la comercialización global de granos y alimentos.
