Las nuevas medidas estan generando preocupación entre los productores por la falta de certezas sobre su continuidad para cultivos como la soja y el maíz tardío. Dante Romano, especialista del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, destaca que la actual política cambiaria complica la toma de decisiones en el campo debido a la incertidumbre sobre la brecha cambiaria y la vigencia de este esquema.
La normativa vigente, que permite a los exportadores ingresar el 20% de las divisas a través del mercado del contado con liquidación, supone un beneficio ante la brecha del 50% entre el dólar oficial y el CCL, otorgando un 10% más de pesos comparado con el cambio oficial completo. Sin embargo, este beneficio se ve empañado por controversias en su aplicación práctica, especialmente al momento de la cosecha de trigo, cuando se evidenció que las ventas anticipadas se pesificaron al tipo de cambio oficial, sin alterar el cambio al que se acordaron los negocios en dólares.
Romano señala que el problema se agudiza con la entrada de la cosecha de maíz temprano y soja de primera, donde la brecha cambiaria ha vuelto a incrementarse, generando un diferencial importante en los precios. Recientemente, se observó un pico en las operaciones de maíz para entrega en abril a 150.000 pesos por tonelada, un valor que supera significativamente los precios del mercado internacional.
Los productores que optan por no vender a estos precios especulan con el beneficio del esquema 80/20, esperando alcanzar valores cercanos a los 160.000 pesos. Sin embargo, Romano advierte que esta no es la cuenta correcta, ya que la situación actual y las proyecciones de precios se tornan poco claras.
El especialista también menciona rumores sobre la búsqueda de coberturas por parte de las entidades del sector para respetar el esquema 80/20 en contratos forward, aunque la efectividad de estas soluciones depende de la continuidad del esquema y el nivel de la brecha cambiaria en el futuro.
Para complicar aún más el panorama, los compromisos asumidos con el FMI sugieren que el esquema del 80/20 podría desaparecer en junio, dejando a cultivos tardíos como el maíz, que se cosecha desde julio en adelante, en una situación aún más incierta.
Este contexto deja al sector agropecuario argentino en una posición desafiante, donde la volatilidad cambiaria y la incertidumbre política afectan directamente la rentabilidad y la capacidad de planificación de los productores, quienes buscan navegar en un escenario complejo marcado por dudas y especulaciones.