El equilibrio externo de Argentina comienza a crujir. En los primeros dos meses de 2025, el superávit comercial mostró señales de fatiga, con saldos positivos muy por debajo del promedio del segundo semestre de 2024. El telón de fondo: un aumento en las importaciones, el atraso cambiario y el impacto de un crecimiento económico incipiente.
Enero cerró con apenas u$s142 millones de superávit, mientras febrero sumó u$s227 millones. Ambas cifras están lejos del promedio de u$s1.370 millones registrado en la segunda mitad del año pasado. Sin el impulso del sector energético, el saldo comercial habría sido deficitario en casi u$s1.000 millones, según cálculos privados.
Fuente: C-P
Mientras tanto, el esquema del dólar "blend", que permite liquidar un 20% de las exportaciones al tipo de cambio financiero, sigue restando divisas al Banco Central. A eso se suman mayores gastos en turismo y la necesidad de intervenir en el mercado para contener la brecha cambiaria.
En este escenario, el Fondo Monetario Internacional volvió a poner el foco en el esquema cambiario. Las críticas del organismo están vinculadas a la fragilidad de las reservas y a un sistema que, según sostienen, dificulta alcanzar los objetivos de estabilidad.
Fuente: Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia.
El crecimiento de las importaciones también es un factor clave. Por cada punto de mejora del PBI, las compras externas están creciendo cuatro veces más, superando el promedio histórico. Esto empuja al BCRA a vender divisas en el mercado oficial, generando presión sobre la cuenta corriente.
Fuentes cercanas a las negociaciones con el FMI señalan que se evalúan ajustes en el "blend" o incluso su eliminación antes de mitad de año, lo cual tendría un impacto directo sobre los precios financieros del dólar y sobre los incentivos a exportar.
El economista Lorenzo Sigaut Gravina proyecta que en marzo se frenará la prefinanciación de exportaciones y aumentarán los pagos por importaciones. Esto haría aún más difícil sostener la dinámica de equilibrio de las cuentas externas.
"Eliminar el ‘blend' implicaría aceptar una brecha cambiaria mayor, pero también podría ser la vía para reforzar reservas sin acudir a más deuda", opinó Pablo Moldovan, director de C-P.
A días de un posible nuevo acuerdo con el FMI, el Gobierno enfrenta una decisión clave: seguir sosteniendo el equilibrio precario con parches o ajustar el modelo cambiario de cara a la cosecha y las elecciones.