El director general de la compañía Syngenta para Latinoamérica Sur, Antonio Aracre, destacó que el Gobierno nacional tiene la intención de promover "muy fuertemente" las exportaciones agroindustriales en la pospandemia, y afirmó que la meta de 200 millones de toneladas de producción agrícola "es muy ambiciosa, pero no estamos muy lejos".
El ejecutivo, con 20 años de trayectoria en la compañía productora de fertilizantes, se reunió hace dos semanas con el presidente Alberto Fernández en la residencia de Olivos para analizar las oportunidades que ofrece el sector agropecuario.
A continuación, los principales tramos de la entrevista concedida a la Agencia Télam:
¿Cómo es la situación del sector agropecuario en medio de la pandemia?
El agro en general, la producción de agroalimentos, incluyendo la agropecuaria, no sufrió impacto. Estuvo muy a la altura de las circunstancias con la pandemia, casi al nivel del sistema de la salud, salvando la distancia con poner el cuerpo como lo hace el personal sanitario. Pero sí de respuesta para el usuario y la población. En ningún momento faltaron alimentos en los supermercados, ni faltó materia prima en las plantas de producción. El campo fue una actividad esencial desde el primer día.
¿Cómo evalúa el manejo que hace el Gobierno de la pandemia?
La situación de la pandemia es muy compleja. Es fácil opinar, todos somos opinólogos, hicimos un curso acelerado de un montón de cosas, y la realidad es que hay que estar en la piel de quien está en la responsabilidad de ser Gobierno y decidir abrir o cerrar más la actividad, enfrentando el dilema de abrir y colapsar el sistema de salud, o no abrir y colapsar el sistema económico, aparte del impacto en lo emocional y físico de las personas. No hay esquemas fáciles y simples. Las cosas están razonablemente bien manejadas, la cantidad de contagios en la Argentina es más baja que en otros países en forma comparativa y el sistema de salud respondió muy bien. La Nación lo manejó bien. Ahora tenemos que tomar la iniciativa en medidas económicas para generar expectativas positivas en el crecimiento y el rebote que todos esperamos de la actividad económica.
¿Hablaron de eso en la reunión con el Presidente?
Sí, y una de la cosas que le dije es que siendo la Argentina uno de los principales productores de agroindustria en el mundo, y siendo el peronismo un partido con mirada productivista antes que financiera, me parecía que teníamos que buscarle la vuelta para que haya acercamiento con el campo, buscando los temas que nos unen y no aquellas cosas que presentan conflictos. Hay temas importantes más allá de las retenciones, donde el Gobierno puede hacer una diferencia importante.
¿Cuáles son esos temas?
Buscar mitigaciones a aspectos que preocupan al productor, como las sequías, a través de seguros parar aliviar su situación. Promover una ley de agroquímicos que termine con la anarquía en la aplicación de los fitosanitarios. El productor está muy preocupado, porque si está en Entre Ríos, un juez le pide 3.000 metros de distancia de las ciudades para aplicarlos, y en Córdoba con 300 metros alcanza. Y esa diferencia es perniciosa para la producción. También se deben generar líneas de créditos entre bancos oficiales y compañías de insumos para que el productor pueda invertir de manera más eficiente. Se puede trabajar en todo esto juntos sin incurrir en fricciones.
¿Qué expectativas hay en el sector para la pospandemia?
Hay una intención del Gobierno de promover muy fuerte las exportaciones agroindustriales. La escasez de exportaciones y de dólares es la otra pandemia que sufre la Argentina y por la cual se generan situaciones de devaluaciones y espirales inflacionarias. Hay dos frentes muy importantes: uno es aumentar a 200 millones de toneladas la producción agrícola, un objetivo muy ambicioso pero del que no estamos muy lejos, por los niveles de crecimiento que tienen los productores en la Argentina. Con más tecnología e incentivos fiscales se puede llegar a ese número.
¿Cómo analiza el acercamiento con China en materia de agroexportaciones?
La alianza de Argentina con China es estratégica. La complementariedad estratégica es fantástica y por ahí hay que apuntar para generar mayores exportaciones. En China está el cliente y la voluntad de invertir. Hay que poner manos a la obra para generar incentivos fiscales y que se ponga en marcha un mayor intercambio comercial. La potencialidad es enorme. Hay pocos países como China, con enorme cantidad de habitantes pero producción insuficiente para garantizar la seguridad alimentaria, buscando un proveedor confiable y consistente, como lo es la Argentina. China se convirtió en el principal socio comercial del país en los últimos cinco meses, desplazando a Brasil, que lo era desde el inicio del Mercosur, en 1985. Si a esa complementariedad se le agrega un incentivo público, el crecimiento puede ser muy importante.