Probablemente por la reticencia de los productores a vender después de la abrupta baja de los valores de esta categoría, afectada por el derrumbe de las ventas a China.
Se sostuvo la oferta de novillos, pero subió un 7,6% la de novillitos y un 4,3% la de vaquillonas, en su mayoría provenientes del feedlot.
Sigue bajando la faena de terneros, que se ubicó en octubre un 8% por debajo del año pasado.
Según el boletín de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (Apea), desde abril último los precios FOB de la carne destinada a China han caído de la siguiente manera: garrón y brazuelo, 38%; vaca (17 cortes), 33%; vaca (5 cortes), 35%; bola y cuadrada, 31% y el "Chuck", 38%.
De acuerdo a este boletín, y también desde abril, el precio del R&L Hilton (rump & loin) ha caído 47%, al pasar de U$S 17.000 a U$S 9.000 por tonelada, mientras que el conjunto de 16 cortes a Chile en el mismo período bajó de U$S 6.600 a U$S 5.400 por tonelada (-18%).
La tapa de cuadril destinada a Brasil también baja su cotización, al pasar de los U$S 10.500 en abril último a los U$S 8.700 en la actualidad (-19%).
Se está negociando con Israel, pero se estima que los nuevos contratos tendrán bajas en los valores con respecto a seis meses atrás, aunque se calcula que la caída no será de la magnitud de las bajas sufridas a otros destinos.
Debe destacarse que los precios FOB de Brasil o Uruguay registrados para el mes de octubre último corresponden a contratos arreglados varias semanas o meses atrás, y no reflejan el nivel de cotizaciones de las nuevas operaciones.
La caída de los precios FOB sudamericanos es dramática, y todavía no está reflejada plenamente en las estadísticas oficiales de los diferentes países.
Todo ha sucedido muy rápido y se sigue embarcando a China carne con valores FOB más altos que los que rigen para nuevas operaciones. Muchos importadores chinos exigen la renegociación de los contratos, aunque la carne ya esté producida, o que esté en un barco camino a puertos chinos.
¿QUÉ PASA CON EL CONSUMO MUNDIAL?
En casi todos los países exportadores de carne vacuna, el consumo doméstico ha caído en los últimos años.
En el caso de Brasil, el consumo cayó de 39 kilos per capita en 2010 a los 34 kilos en la actualidad.
En la última campaña electoral, los partidarios de Lula aseguraban que con su candidato iba a volver el consumo de carne (picanha), y hasta el mismo Lula ha insinuado que se debe poner límites a las exportaciones de carne y poner límites también a los altos precios al mostrador.
En el caso de Uruguay, el consumo que en 2010 se ubicaba en los 61 kilos por habitante cayó en 2021 a los 46 kilos.
En lo que respecta a Estados Unidos, el consumo viene bajando desde hace dos décadas, al pasar de 44 kilos por persona en 2000, a 39 kilos en 2010 y a 38 kilos en la actualidad.
Un factor común: la producción de carne vacuna mundial crece por debajo del crecimiento poblacional, y se da también una creciente exposición al comercio internacional, el cual paga mejor que los mercados domésticos