Expertos señalan que el contexto climático, las elecciones y la incertidumbre económica han ralentizado la toma de decisiones por parte de los productores. El Gobierno ha prorrogado el incentivo del dólar soja para estimular las ventas.
En un momento en el que el Gobierno argentino busca desesperadamente aumentar sus reservas de dólares, se estima que los productores locales aún tienen entre 4 y 7 millones de toneladas de soja sin vender, con un valor mínimo de US$2000 millones. La incertidumbre en torno a las elecciones y la economía nacional están ralentizando las decisiones de comercialización por parte de los agricultores.
Fuentes de la agroexportación indican que actualmente hay aproximadamente 4 millones de toneladas de soja en manos de los productores sin vender y otras 2 millones de toneladas que no tienen precio fijado, pero que ya han sido entregadas. Esto representa una mercadería valuada en US$2200 millones. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, hay 3,8 millones de toneladas disponibles y 3,1 millones de toneladas con precios por fijar.
Paulina Lescano, analista del mercado de granos, añade que aún quedan entre 4,5 y 5 millones de toneladas en manos de los productores, con otros 2 a 2,5 millones de toneladas sin precio fijado. Sin embargo, Lescano señala que es improbable que este volumen se venda a corto plazo debido a varias razones, incluyendo la incertidumbre económica, la falta de lluvias en algunas regiones productivas y la preferencia de los productores por mantener la soja hasta que sea necesario venderla.
Gustavo López, presidente de la consultora Agritrend, estima que los productores tienen alrededor de 4 millones de toneladas de soja para comercializar, pero no se apresurarán a vender debido a la incertidumbre climática y económica. López sugiere que los agricultores podrían optar por sembrar más soja en la próxima temporada debido a los precios relativamente favorables en comparación con otros cultivos como el maíz.
La sequía de este año también ha afectado a las industrias procesadoras de soja, lo que ha llevado a que Argentina importe grandes cantidades de la oleaginosa de países vecinos como Paraguay, Brasil y Bolivia. A pesar de los incentivos gubernamentales, las importaciones de soja comenzaron a disminuir en agosto debido a la finalización de la cosecha en Paraguay.
La incertidumbre sobre el futuro económico y las elecciones están manteniendo a los productores argentinos cautelosos, a pesar de la mercadería sin vender que poseen. El destino de esta soja y su impacto en la economía argentina dependerán en gran medida de cómo se desarrollen los eventos en los próximos meses.