El mercado global del trigo enfrenta una crisis inminente, ya que los agricultores de los principales países exportadores retienen sus cosechas en busca de mejores precios, mientras los molineros reducen sus inventarios, dejando al sector vulnerable ante posibles aumentos de precios e impactos climáticos.
En países como Australia, Estados Unidos y la región del Mar Negro, los agricultores prefieren almacenar el trigo en lugar de venderlo a los precios actuales, que se encuentran cerca de mínimos de cuatro años.
Precios deprimidos y alternativas de ingresos
El trigo del Mar Negro, con un 12,5 % de proteína, se ofrece a USD 265 por tonelada métrica, mientras que el trigo blanco australiano ronda los USD 280 por tonelada, ambos valores inferiores a los de semanas anteriores.
En Australia, los agricultores están recurriendo a la venta de cultivos alternativos como garbanzos y canola, aprovechando mejores precios para mantener el flujo de caja.
Molineros con inventarios mínimos
Los fabricantes de harina en Asia y el Medio Oriente operan con coberturas reducidas, que en muchos casos no superan los dos meses. Esto se debe tanto a la falta de oferta como a las altas tasas de interés, que desincentivan el almacenamiento prolongado de inventarios.
Un gerente en Dubái señaló que esta situación deja a los molineros expuestos a posibles aumentos de precios, aunque mantener grandes existencias no es viable financieramente.Escasez global a la vista
El Departamento de Agricultura de EE.UU. proyecta que las reservas mundiales de trigo alcanzarán su nivel más bajo en nueve años para mediados de 2024, a pesar de las sólidas cosechas en el hemisferio sur.
Según Ole Houe, analista de IKON Commodities, cualquier problema climático en el hemisferio norte antes de la cosecha en julio podría disparar los precios, dada la actual escasez de inventarios.
Rusia, una excepción temporal
En un movimiento diferente, los agricultores rusos, que también habían retenido sus cosechas, están vendiendo trigo para aprovechar las altas tasas de interés y depositar dinero en los bancos. Sin embargo, la cuota de exportación de granos de Moscú, que entrará en vigor en febrero, podría ser tres veces menor que los 29 millones de toneladas del año pasado, limitando el impacto positivo de estas ventas.
La combinación de bajos inventarios, precios deprimidos y restricciones futuras plantea un desafío significativo para la cadena de suministro global del trigo, con implicaciones para la inflación alimentaria y la seguridad de los mercados.