De acuerdo a la Bolsa de Cereales de Córdoba «con un 30 % de cosecha, los rendimientos de trigo continúan a la baja. Esta superficie es la menor de los últimos 7 años, ya que desde la campaña 2016/17 el área cubierta con el cereal superaba siempre el millón de hectáreas».
Y agrega: «La falta de agua al momento de la siembra y el pronóstico climático de lluvias menores al promedio fueron los principales motivos que llevaron a los productores a tomar esa decisión, junto con el aumento del precio de los insumos (principalmente fertilizantes nitrogenados)».
En tal sentido, «el 14 % del área tuvo desde sus inicios un destino de cobertura. Posteriormente, durante el desarrollo del cereal los pronósticos de bajas precipitaciones se cumplieron, llevando a que los rindes cayeran un 59 %interanual y llegando a 14,7 qq/ha». Por otra parte, un 25% de la superficie destinada a grano debió secarse, destinándose para cosecha solamente el 65 % de la sembrada inicialmente.
Hasta los últimos días de noviembre el avance de cosecha llegaba al 29 %, un ritmo levemente superior al promedio histórico.
Garbanzo
Con un avance de cosecha del 29 %, se espera para la campaña 2022/23 una producción de garbanzo de 12.600 toneladas. Este volumen representa una caída del 59 % interanual y del 80 % con respecto al promedio histórico y se debe tanto a una caída en el área como en los rendimientos. La superficie sembrada superó levemente las 12 mil ha, de las cuales casi un 10 % se habría perdido por la combinación de la falta de agua y de heladas en el periodo reproductivo, que afectaron fuertemente al garbanzo y causaron asimismo una merma en los rindes, que en promedio se encontrarían en el orden de los 11,5 qq/ha.
Situación de la siembra de cultivos estivales 2022/23
Durante el mes de noviembre de 2022 se realizó la segunda estimación de siembra de cultivos estivales para la provincia de Córdoba. De acuerdo con la información provista por la red de colaboradores de la BCCBA el área de maíz y de soja serían muy similares a la campaña pasada, ya que a la necesidad de mantener la rotación se adiciona la rentabilidad esperada de cada cultivo. La falta de humedad inicial en el perfil del suelo tuvo implicancias en la proporción de siembras tempranas y tardías, lo que fue más notorio en el maíz.
Solo un 15 % de los lotes del cereal se sembraron antes del primero de noviembre, cuando generalmente esa proporción se encuentra entre el 25 y 30 % del total. El 66 % sería sembrado durante los meses de noviembre y diciembre sin antecesor invernal, mientras que el 19 %del total sería de segunda. Hacia finales de noviembre el avance de siembra superaba levemente el 20 %.
En el caso de la soja la proporción de lotes sembrados tempranos de primera sería del 36 % y el resto se siguió sembrando a partir del 15 de noviembre, de los cuales el46% correspondería a tardíos de primera y el 18 %restante a tardíos de segunda. El avance de siembra esdel 59 %, lo que implica un aumento interanual del 28 %en el ritmo de la labor. Esto se debe a que, al atrasarse la siembra de maíz, los productores aprovecharon las primeras lluvias para avanzar con la oleaginosa.
El maní vería su superficie disminuida en un 15 %, condicionado por las malas condiciones meteorológicas, el aumento del precio de los alquileres y problemas sanitarios como la presencia de carbón (Thecaphora frezii) en el suelo. Hacia finales de noviembre el avance de siembra llegaba casi al 80 %.
El sorgo vería asimismo una caída en su superficie, debido principalmente a la baja rentabilidad esperada y al problema del pulgón amarillo (Melanaphis sacchari) recurrente en anteriores campañas. Ya habría sido sembrado el 40 % de los lotes.
En el caso del girasol, el área aumentaría un 30 % interanual y superaría las 90 mil hectáreas. La disminución de la oferta a nivel mundial que aumentó su rentabilidad y la tolerancia del cultivo a condiciones meteorológicas limitantes fueron los principales motivos que llevaron a la decisión de siembra, si bien la disponibilidad de semillas representó una limitante.