Una crisis logística de alto impacto se despliega en la hidrovía Paraguay-Paraná. La acumulación de sedimentos en la desembocadura del río Bermejo ha generado un cuello de botella sin precedentes, con más de 500 embarcaciones varadas en un tramo de 350 kilómetros. El comercio exterior de la región, que depende en gran parte de esta vía, atraviesa días críticos.
La congestión afecta tanto a barcazas cargadas como a otras en lastre, complicando aún más la operativa en zonas como Villeta, que ya no cuenta con espacio para nuevos amarres. Autoridades del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) confirmaron que se debió pausar el dragado temporalmente para permitir el paso de algunas embarcaciones atrapadas. Hasta ahora, se removieron 250.000 metros cúbicos de sedimentos, pero la solución definitiva aún parece lejana.
El dragado, tarea esencial para mantener la vía navegable, enfrenta múltiples desafíos: condiciones climáticas, limitaciones operativas y altos costos. La Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) estima que cada metro cúbico removido cuesta 60 dólares, lo que vuelve insostenible el mantenimiento sin una planificación a largo plazo.
Desde el sector privado, las alarmas están encendidas. La Cámara Nacional de Comercio y Servicios de Paraguay (CNCSP) expresó su preocupación a través de una carta enviada a la ministra del MOPC, advirtiendo sobre el impacto negativo que esta situación genera en las exportaciones, la cadena logística y el abastecimiento interno.
"La situación ya desbordó todos los márgenes. Es urgente implementar una estrategia regional de dragado continuo y sostenido", señaló un vocero del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (CAFyM), que también apuntó a la falta de infraestructura como causa estructural del colapso.
Si bien recientes lluvias elevaron ligeramente el nivel del río, permitiendo el paso de algunas barcazas, la crisis expone las debilidades de una vía estratégica para el comercio regional. Mientras tanto, cientos de embarcaciones continúan detenidas, a la espera de que el cauce se abra nuevamente y la economía pueda volver a fluir.