Estas presentan una variabilidad en su crecimiento a lo largo del año, con picos en primavera y, dependiendo de la composición, en verano, y una notable disminución en invierno. Sin embargo, es posible atenuar esta distribución estacional mediante la selección inteligente y la combinación de especies forrajeras, conocida como complementariedad en el tiempo.
La estrategia de complementariedad se busca tanto en gramíneas como en leguminosas, incorporando especies con distintos periodos de mayor producción. Por ejemplo, combinar una gramínea de producción estival, como el pasto ovillo o la festuca alta, con una de producción invernal, como la festuca mediterránea o el falaris bulbosa. En el caso de las leguminosas, se recomienda asociar especies de crecimiento primaveral-veraniego, como la alfalfa o el lotus, con aquellas que inician su crecimiento en invierno, como el trébol blanco.
Además de las PP, los verdeos de invierno y de verano juegan un papel crucial, adaptándose a suelos de distintas fertilidades y proporcionando forraje durante las épocas más críticas del año. Las especies tropicales o megatérmicas, por otro lado, ofrecen una opción para suelos de baja a mediana aptitud en la región pampeana.
La elección de especies debe considerar también el ambiente edafoclimático, ya que la capacidad de las forrajeras para extraer agua y nutrientes varía significativamente. Especies con sistemas radiculares profundos, como la alfalfa o el centeno, o aquellas eficientes en el uso del agua, como el sorgo, demuestran estrategias adaptativas frente a las limitaciones naturales.
La variación en la calidad del forraje es otro aspecto crucial, buscando una dieta equilibrada y evitando la dominancia de una especie sobre otra. Esto no solo asegura una complementariedad espacial y temporal, sino que también promueve una alimentación constante y de calidad para el ganado.
Finalmente, los forrajes conservados (silajes, henolajes, henos y diferidos) representan una solución efectiva para superar las variaciones estacionales, convirtiéndose en herramientas esenciales en los sistemas de producción de carne y leche para mantener la productividad animal en Argentina. Estas estrategias subrayan la importancia de una planificación cuidadosa y una gestión eficiente de las pasturas, fundamentales para el éxito y la sostenibilidad del sector agropecuario.