Marzo confirmó una tendencia que ya venía tomando forma en el mercado cárnico global: China recortó sus importaciones de carne vacuna por tercer mes consecutivo, acumulando una baja interanual del 12% en el primer trimestre de 2025.
Con 213.000 toneladas ingresadas en marzo y 682.000 en total desde enero, el gigante asiático marca un cambio de ritmo en su demanda, aunque -en perspectiva- sigue importando más que en cualquier año anterior a 2024.
Desde los valores mínimos de octubre-noviembre del año pasado (USD 4.950 por tonelada), los precios de la carne congelada sin hueso mostraron una mejora cercana al 10%, ubicándose ahora entre USD 5.400 y USD 5.550. Sin embargo, esta recuperación encuentra su límite en el debilitado precio interno de la carne en China, que dificulta trasladar subas al consumidor y genera incertidumbre adicional, agravada por la investigación de salvaguardia aún en curso.
¿Quién gana y quién pierde en el mapa de proveedores?
Brasil mantiene su liderazgo con el 46% del total importado en marzo, aunque cedió 9 puntos porcentuales desde diciembre. Argentina se mantuvo estable en segundo lugar con un 17%, mientras que Australia logró una escalada notable: del 2% a fin de 2024 al 11% actual, superando a Uruguay y ocupando el tercer puesto del podio.
El resto del ranking lo completan:
Uruguay: 7%
Nueva Zelandia: 6%
Estados Unidos: 5% (aún sin el impacto completo de los nuevos aranceles)
Bolivia: 4%
Colombia: 1%, como nuevo jugador en el tablero cárnico chino.
La mejora australiana se explica por la recuperación de su cuota libre de aranceles tras agotarse en 2024, y representa un cambio estratégico clave en el abastecimiento asiático.
Mientras se estabiliza la guerra comercial entre China y otros países, los productos estadounidenses todavía enfrentan aranceles del 125%. Esto podría modificar radicalmente la participación de EE.UU. en las próximas estadísticas desde mayo. Por ahora, su rol sigue siendo marginal, aunque clave para observar de cerca.
China se está reacomodando. Menos volumen, precios que se resisten a caer, y una reconfiguración silenciosa entre los proveedores que podría alterar la ecuación exportadora de países como Argentina, Brasil y Uruguay. Mientras tanto, los operadores observan con lupa los próximos pasos de la diplomacia comercial global.