Una de las preocupaciones más inmediatas es la evidencia de que esta cepa del virus, que solía estar principalmente confinada a las aves, ahora parece estar propagándose entre mamíferos marinos. Se ha registrado la muerte de un número significativo de delfines en Chile y Perú, así como de aproximadamente 50.000 focas y leones marinos a lo largo de las costas y al menos medio millón de aves en toda la región.
Los científicos expresan que para confirmar la transmisión de mamífero a mamífero, probablemente necesitarán realizar pruebas en animales vivos. Según Richard Webby, virólogo del Hospital de Investigación Infantil St. Jude en Memphis, Tennessee, "es casi seguro que sucedió".
La cepa H5N1 ha sido detectada en docenas de especies de aves, incluidas algunas especies migratorias, lo que aumenta el riesgo de su propagación más allá de la región.
Este aumento en la preocupación ha llevado a los 35 países de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a convocar a expertos y funcionarios regionales de salud a una reunión en Río de Janeiro para establecer una comisión regional para supervisar los esfuerzos de respuesta y monitoreo de la gripe aviar.
Si bien hasta ahora se han conocido dos casos en humanos en el continente, uno en Ecuador y otro en Chile, la mortalidad entre los humanos por la gripe aviar H5N1 es alarmante, con una tasa de mortalidad del 60% en todo el mundo.
Los fabricantes de medicamentos, incluidos GSK y Moderna, han anunciado el desarrollo de vacunas contra la gripe aviar para humanos, lo que podría ayudar a contener la propagación de la enfermedad.
La respuesta a esta amenaza requiere una coordinación regional efectiva, ya que los datos irregulares y los recursos limitados dificultan la comprensión completa de cómo se propaga la enfermedad en la naturaleza. Los países latinoamericanos se verán presionados para fortalecer la vigilancia de enfermedades y establecer protocolos estándar para monitorear, manejar y reportar casos entre varias agencias gubernamentales.