El sector vitivinícola argentino sigue sometido a los vaivenes de la macroeconomía.
A pesar del anuncio de un tipo de cambio diferencial (el dólar malbec) para el agro, que incluye a la industria del vino, las exportaciones están lejos de recuperar su pico histórico, mientras que el mercado interno también comenzó a sentir el impacto de la crisis económica: los últimos datos oficiales indican que las ventas de vino en el mercado interno cayeron 13,7% en febrero de este año, agudizando el retroceso iniciado en diciembre de 2022 con una retracción del 23%.
Según el relevamiento mensual que realiza el Instituto Nacional Vitivinícola (INV), en febrero pasado los despachos al mercado interno ascendieron a 492.876 hectolitros, que representan la caída antes consignada de 13,7% contra los 571.428 hectolitros despachados durante febrero de 2022.Si bien las entidades que agrupan a las bodegas en el país celebraron la medida del Gobierno que rige desde abril para favorecer las exportaciones, el aumento de los costos trasladado a los precios internos viene haciendo mella en el bolsillo de los consumidores.
En este marco, las perspectivas son más preocupantes todavía porque las estimaciones sectoriales sostienen que 2023 tendrá la cosecha más baja de la historia, afectada por las adversidades climáticas (sequía, heladas) registradas a fines de 2022 y comienzos de este año.
La industria se apresta en este contexto a celebrar el 17 de abril el día mundial del Malbec, con actividades coordinadas por Wines of Argentina, entidad responsable de la promoción del vino argentino en el exterior.
Con el 56.4% del total de vino fraccionado comercializado en el mercado externo (datos preliminares INV), el Malbec sigue consolidándose como la variedad más exportada.
EMBLEMA.
En un contexto adverso, las bodegas celebran este mes el Día del Malbec, con actividades en el exterior.