Con la meta de alcanzar un millón de hectáreas sembradas en diez años, este cultivo de invierno no solo se destaca por sus beneficios medioambientales y agronómicos sino también por su capacidad para generar biocombustibles y harina para alimentación animal.
La carinata, según Bravo, se presenta como una cobertura con renta, ocupando un espacio libre entre dos cultivos principales durante el invierno. Su siembra, que se realiza a mediados de abril hasta fines de mayo, y su cosecha en noviembre, brindan una oportunidad única para mejorar la biodiversidad, la estructura del suelo, y la rentabilidad del productor. Este cultivo trae consigo una ruptura de capas inferiores en el suelo, aumentando la porosidad y mejorando significativamente la retención de agua y nutrientes.
El impacto de la carinata va más allá del cultivo en sí, generando un efecto positivo sostenible en el tiempo a través del aumento de materia orgánica y un control natural de malezas. La cadena de comercialización del cultivo asegura al productor una renta fija con cobertura de mercado internacional, abriendo puertas hacia una economía agrícola más estable y predecible.
Destaca especialmente la contribución de la carinata al sector de biocombustibles de segunda generación, particularmente para la aviación, donde el aceite derivado del grano promete una reducción de gases de efecto invernadero de hasta el 80%. Esta innovación responde al compromiso de la industria aeronáutica de reducir a la mitad sus emisiones para el 2030.
Además de biocombustible, el proceso de producción de carinata genera un subproducto en forma de harina rica en proteínas para alimentación animal, lo que amplifica su valor agregado. En este marco, Nuseed ha establecido alianzas estratégicas, como un acuerdo con British Petroleum, para promover el desarrollo de este mercado.
Desde su inicio en 2019, el cultivo de carinata ha visto un rápido crecimiento y aceptación en Argentina, llegando a 35 mil hectáreas. Este éxito se debe en gran medida a la adaptación y adopción de la tecnología por parte de los productores, quienes reconocen los múltiples beneficios de este cultivo. La adopción de híbridos ha impulsado un aumento del 25% en el rendimiento, consolidando a Argentina como el primer productor mundial de carinata.
Mirando hacia el futuro, la demanda de combustibles sostenibles (SAF) es prácticamente infinita, lo que posiciona a la carinata en un lugar privilegiado dentro de los planes de reducción de emisiones a nivel global. Con una proyección de 80 mil hectáreas para la campaña 2024 en Argentina, Nuseed está liderando un camino hacia una agricultura más sostenible, rentable y respetuosa con el medio ambiente, estableciendo un modelo a seguir en la producción agrícola global.
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