A pesar de un comienzo con humedad justa en el suelo y la disponibilidad de nitrógeno, la temporada se vio afectada por lluvias insuficientes, heladas dañinas en octubre y noviembre, y excesivas lluvias durante la cosecha, todo ello enmarcado en la transición de un evento La Niña a El Niño.
El consultor Julio Lieutier señaló que en el norte de Buenos Aires, la siembra comenzó con un 60-70% de agua útil en el suelo, pero las precipitaciones fueron limitadas. Las heladas de octubre fueron particularmente dañinas, afectando a los cultivos en su etapa de floración, lo que resultó en una gran variabilidad de rendimientos. En algunos casos, los campos se resembraron con soja debido a los daños sufridos.
La campaña 2023/24 también se ha caracterizado por ser la más costosa de los últimos diez años, principalmente debido al encarecimiento de los fertilizantes. Lieutier enfatizó que esto ha duplicado el costo de implantación y protección en comparación con el promedio de los últimos cinco años.
En términos de comercialización, la mayoría de los productores llegaron a la cosecha sin haber vendido su producción de antemano. La decisión de vender inmediatamente o retener la mercadería ha estado muy influenciada por la condición financiera individual de cada productor. Muchos enfrentan deudas significativas tras tres años de bajos rendimientos causados por La Niña y los altos costos de los insumos.
Variabilidad en las Regiones
En el oeste y sur de Buenos Aires, la falta de humedad al momento de sembrar llevó a un recorte de superficie de hasta un 50%. En América, los mejores lotes rindieron 40 qq/ha, mientras que en General Villegas y General Pico, los rendimientos fueron aún menores. En la región costera del sur de Buenos Aires, las lluvias repetidas durante la cosecha complicaron la recolección.
En Córdoba, la falta de agua impactó significativamente los rendimientos, con promedios de 18,9 qq/ha según la Bolsa de Comercio de Rosario, muy por debajo de lo que se puede obtener en un buen año.
Situación de la Cebada
La cebada, ganando terreno en el sur de Buenos Aires, también se vio afectada por las heladas y las lluvias durante la cosecha, lo que provocó pérdidas de rendimiento y calidad.
Esta campaña triguera representa un escenario desafiante para los productores argentinos, con la necesidad de adaptarse a las variaciones climáticas y económicas. La situación actual destaca la importancia de estrategias de gestión de riesgo y manejo de recursos en el sector agrícola.