Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul en Brasil, ha sido nuevamente azotada por fuertes lluvias el jueves, frustrando los esfuerzos de limpieza y causando inundaciones en áreas que habían sobrevivido a las primeras tormentas. Estas inundaciones vienen después de un mes de precipitaciones récord que resultaron en la muerte de 163 personas y el desplazamiento de alrededor de 600.000 más.
Las tormentas recientes han sido particularmente severas, inundando incluso zonas altas de la ciudad que hasta ahora habían estado seguras. En un período de 12 horas, partes de Porto Alegre experimentaron más precipitaciones que las habituales para todo un mes. La guardería en el barrio de Menino Deus, que había reabierto justo el día anterior después de una semana de limpieza, tuvo que ser evacuada rápidamente debido a la rápida subida del agua.
La situación se agravó cuando la basura, que los residentes habían dejado en las aceras a petición de la municipalidad, fue arrastrada por el agua a las calles, obstruyendo los desagües y exacerbando las inundaciones. El alcalde Sebastiao Melo reconoció la fuerza del aguacero, aunque los residentes criticaron la falta de previsión y comunicación adecuada.
Gimena Samuel, una residente de Porto Alegre, tuvo que organizar un rescate para sus padres ancianos en el barrio de Cavalhada, destacando la difícil situación de las personas mayores en la zona. "Aquí hay muchas personas mayores que no pueden salir por sí solas", comentó preocupada por la situación.