Los menonitas , a menudo en búsqueda de nuevas tierras para expandir su estilo de vida rural, han fundado cientos de comunidades en América Latina durante el último siglo. En áreas forestales, sobre todo la Amazonía, eso se ha convertido en un problema cuando las comunidades talan los árboles para dejar espacio a la agricultura -a veces miles de hectáreas a la vez-.
Bolivia ha sentido el impacto en los últimos años. Las plantaciones de soya menonitas han sido uno de los principales motores de la pérdida de bosque en los departamentos de Beni y Santa Cruz, donde áreas vulnerables como el bioma de bosque seco de la Chiquitanía ya están sufriendo las sequías y los incendios provocados por el cambio climático.
"Lo qué ha ocurrido durante los últimos treinta años es una consolidación de los menonitas, que también está transformando el bosque", dijo Daniel Larrea, coordinador del programa de ciencia y tecnología de Conservación Amazónica en Bolivia.
Datos obtenidos por satélite publicados recientemente muestran que las plantaciones de soya fueron responsables de más de 900 000 hectáreas de deforestación, el tamaño de Puerto Rico, entre 2001 y 2021 en Bolivia, según dos nuevos informes de la ONG Conservación Amazónica. Los menonitas fueron responsables de alrededor de una cuarta parte de dicha pérdida de cobertura boscosa o 210 980 hectáreas, con un incremento de la actividad en los últimos cinco años.
Las cifras vienen de una nueva serie de datos de Global Forest Watch sobre las plantaciones de soya, que se fusionaron con las imágenes de pérdida forestal para determinar que porcentaje de la deforestación es impulsada por este producto. El análisis de los datos fue llevado a cabo por el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés) de Conservación Amazónica.
Los menonitas llegaron a Bolivia en los años 50 pero no se afianzaron en el país hasta los años 90, cuando muchas comunidades empezaron a expandirse a través de la adquisición legal de títulos de propiedad. No hay ningún límite a la cantidad de tierras que un residente extranjero puede poseer en Bolivia, y muchos menonitas han aprendido cómo trabajar rápida y legalmente en el sistema de compra de tierras del país, según cuenta Larrea.
"No han desbordado nuestras áreas ilegalmente", dijo. "El proceso está teniendo lugar a través de la adquisición legal de tierras, la regularización, que es un poco distinto a lo que tiene lugar en otros países".
En Brasil, donde una moratoria ha producido resultados discutibles en cuanto a detener la deforestación, la industria de la soya ha recibido una gran cobertura mediática. Y más recientemente, Perú ha sido el centro del debate sobre los menonitas, ya que son señalados por la fiscalía como los principales responsables de la tala de casi 4000 hectáreas de bosque entre 2017 y 2021.
Algunos investigadores creían que Perú estaba sufriendo la peor parte del problema de la pérdida forestal a manos de los menonitas y que cualquier tierra ocupada por comunidades similares en Bolivia probablemente ya estaría degradada. Sin embargo, esta nueva serie de datos de Global Forest Watch ofrece más matices de la situación sobre el terreno.
"Es muy sorprendente verlo en una escala incluso mucho mayor que en Perú", dijo el Dr. Matt Finer, especialista en investigación de Conservación Amazónica y el director de MAAP a Mongabay sobre la situación en Bolivia.
Agricultores locales y grandes productores agrícolas poseen y explotan otras plantaciones de soya, los cuales también, presuntamente, son responsables de miles de hectáreas de deforestación en las regiones orientales y nororientales de Bolivia.
"Los menonitas llegaron con habilidades tecnológicas, organizativas y probablemente económicas que generaron una deforestación muy extensa", dijo la senadora Cecilia Requena a Mongabay. "Sin embargo, no son para nada el único grupo".
Requena dijo que el hecho de que tantos tipos de grupos diferentes puedan plantar soya y talar el bosque es una señal de fracaso del gobierno boliviano y sus políticas medioambientales. "El estado boliviano y, ¿por qué no decirlo?, el sector empresarial boliviano, no han sido capaces de evitar una catástrofe ecológica que aumenta día a día".