Sin embargo, más allá de su doble rol como fuente de emisiones y víctima del cambio climático, la agricultura tiene el potencial transformador de ser parte integral de la solución a esta crisis ambiental.
En este escenario, Bayer lanza su programa PRO Carbono, una iniciativa que se alinea con su compromiso global de sustentabilidad y pone énfasis en la agricultura regenerativa. Este programa no solo se enfoca en la optimización de recursos y la eficiencia de las nuevas tecnologías y digitalización, sino que también tiene como objetivo fundamental alcanzar una agricultura carbono neutral.
El programa PRO Carbono, que comenzó en Argentina en 2021, evalúa herramientas efectivas para mejorar el equilibrio ambiental de cada lote sin comprometer su productividad. Implementa prácticas regenerativas tales como la siembra directa, la rotación de cultivos y la incorporación de cultivos de servicio. Estas prácticas tienen como finalidad incrementar la productividad de los cultivos, capturar más carbono y enriquecer la biomasa del suelo. Se guía por cuatro pilares fundamentales: genética y biotecnología avanzada, agricultura digital para precisión, optimización de la fertilización y protección de cultivos basada en monitoreo.
Pablo Leguizamón, Líder de Operaciones PRO Carbono de Bayer, enfatiza la importancia de maximizar la eficiencia en el uso de insumos como los fertilizantes, que pueden constituir hasta el 60% de las emisiones. La iniciativa busca racionalizar su uso y devolver al suelo los nutrientes extraídos durante los ciclos de cultivo.
Tras su primera fase, con resultados alentadores en rentabilidad y captura de carbono, el programa enfrenta el reto de impulsar el mercado de carbono centrado en tres ejes:
Promover entre los productores prácticas sustentables de agricultura baja en carbono.Metodologías eficientes y aceptadas internacionalmente para la medición, reporte y verificación de la captura de carbono.Apoyo al mercado voluntario de carbono y la adopción de regulaciones a nivel nacional e internacional (COP26).El programa ha estado monitoreando variables en un campo experimental durante una década y evalúa la adaptación de las prácticas de manejo recomendadas a las condiciones específicas de cada productor. La digitalización es fundamental en este proceso, facilitando la recolección y análisis de datos para calcular y verificar la huella de carbono de manera eficiente.
A pesar de que la agricultura representa actualmente solo el 0.4% de los mercados de bonos de carbono, Leguizamón destaca la enorme oportunidad de expandir estas prácticas sustentables. "Conectar toda la cadena, desde el productor hasta la demanda del consumidor, es crucial en nuestra marcha hacia la sostenibilidad agrícola", afirma.
"Como sector, jugamos un papel esencial al ofrecer soluciones y contribuir a la sostenibilidad. Nuestro objetivo es construir un futuro más sostenible reduciendo la huella de carbono en la agricultura, beneficiando a productores, consumidores y al planeta", concluye Leguizamón.