A pesar de los esfuerzos por reducir estas emisiones en regiones como Estados Unidos y Europa, globalmente, las cifras se alejan cada vez más de los objetivos necesarios para combatir el cambio climático.
En 2023, las emisiones de dióxido de carbono de combustibles fósiles aumentaron un 1,1 % respecto al año anterior, sumando un total de 36.800 millones de toneladas métricas. Al incluir otras fuentes, como la deforestación y los incendios forestales, las emisiones totales ascendieron a 40.900 millones de toneladas métricas. Estos aumentos continuos en las emisiones de combustibles fósiles están obstaculizando los esfuerzos para limitar el calentamiento global.
El informe, parte del Global Carbon Budget, indica una "meseta" de emisiones durante los últimos diez años, muy lejos de la reducción drástica necesaria para cumplir con los objetivos climáticos mundiales. Pierre Friedlingstein, líder del estudio y miembro del Global Systems Institute de Exeter, destacó que, aunque los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, las acciones para reducir las emisiones son "dolorosamente lentas".
El océano y la tierra, como sumideros de carbono, absorben aproximadamente la mitad del carbono emitido, lo que ralentiza el cambio climático pero provoca acidificación de los océanos y alteraciones en los ecosistemas terrestres. Sin embargo, se especula que la capacidad de absorción del océano podría estar disminuyendo debido a la acumulación de dióxido de carbono.
Este estudio resalta la urgencia de adoptar medidas más efectivas y rápidas para reducir las emisiones de combustibles fósiles y evitar un cambio climático peligroso. La estabilidad de la fracción aérea de dióxido de carbono en la atmósfera durante los últimos 60 años plantea interrogantes sobre cuánto tiempo más este equilibrio podrá mantenerse ante el continuo aumento de las emisiones.
Reducción de Emisiones de Combustibles Fósiles hacia 2024
Las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la combustión de combustibles fósiles, a pesar de alcanzar niveles récord en 2023, podrían estar al borde de un cambio significativo en 2024. Según un análisis reciente, existe la posibilidad de que estas emisiones comiencen a disminuir por primera vez, impulsadas principalmente por un aumento sin precedentes en el apoyo gubernamental a las energías renovables y otras medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero??. Este potencial giro hacia la disminución es crucial, ya que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera continúa aumentando, evidenciando la urgencia de acelerar las medidas de mitigación del cambio climático.
En el contexto internacional, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) marcó un hito significativo, señalando el "comienzo del fin" de la era de los combustibles fósiles. Este evento reunió a negociadores de casi 200 países en Dubai, estableciendo el terreno para una transición rápida, justa y equitativa hacia sistemas energéticos más sostenibles. La COP28 enfatizó la necesidad de una acción climática más ambiciosa antes de finales de la década, con el objetivo de mantener el límite de temperatura global de 1.5°C al alcance??.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos renovados y el optimismo cauteloso, las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) indican que las emisiones globales de CO2 de la combustión de combustibles fósiles estaban previstas para crecer solo un pequeño porcentaje en 2022, gracias en parte a la expansión de las energías renovables y los vehículos eléctricos, evitando un aumento mucho mayor??. Este fenómeno subraya la complejidad de la transición energética global y la importancia crítica de fortalecer las políticas de energía limpia.
El camino hacia adelante requiere un compromiso sin precedentes por parte de los gobiernos, el sector privado y las comunidades en todo el mundo. La implementación efectiva de las energías renovables, la mejora de la eficiencia energética y el apoyo continuo a la innovación tecnológica son fundamentales para acelerar la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero. A medida que nos acercamos a 2024, la comunidad internacional se encuentra en un momento crítico, enfrentando el desafío de convertir las promesas climáticas en acciones concretas que garanticen un futuro sostenible para todos.