Las bandas organizadas han encontrado en el café un objetivo rentable, mientras que los tostadores más pequeños enfrentan dificultades por los costos elevados. El robo de cargas de café verde en Estados Unidos ha registrado un aumento significativo en el último año, impulsado por la escalada histórica en los precios del grano. De acuerdo con empresas de transporte, decenas de camiones cargados con café han sido sustraídos en el país, algo que en el pasado ocurría de manera esporádica.
El tema fue abordado por expertos del sector durante la conferencia anual de la Asociación Nacional del Café de EE.UU., celebrada en Houston el pasado fin de semana. La preocupación crece entre importadores y tostadores, especialmente porque las bandas organizadas han encontrado en el café un objetivo sumamente rentable.
Estados Unidos es el mayor consumidor de café a nivel global y, debido a que el grano solo se produce en climas cálidos, el país depende totalmente de las importaciones. Cada año, millones de sacos de café son trasladados desde los puertos hasta las plantas de tostado, principalmente por transporte terrestre.
Sin embargo, con el precio del grano en máximos históricos, la delincuencia ha comenzado a utilizar tácticas cada vez más sofisticadas para interceptar los envíos.
De acuerdo con Todd Costley, coordinador de ventas logísticas de Hartley Transportation, los robos han pasado de ser incidentes aislados a una tendencia alarmante en los últimos meses.
"Antes, los robos de café eran poco comunes en EE.UU. Ahora, en el último año, hemos tenido decenas de casos", afirmó Costley.
Según el experto, los delincuentes se hacen pasar por empresas de transporte y ofrecen precios más bajos o disponibilidad inmediata para conseguir contratos con importadores desprevenidos. Una vez que se llevan la carga, desaparecen sin dejar rastro.
Cada camión transporta aproximadamente 44.000 libras (casi 20 toneladas) de café verde, con un valor estimado de 180.000 dólares según los precios actuales del mercado.
El robo de café no es un fenómeno nuevo en países productores como Brasil y Vietnam, donde se han reportado múltiples asaltos en fincas y almacenes rurales. Sin embargo, en EE.UU., el problema ha surgido como una consecuencia directa de los altos precios del grano y la creciente demanda interna.
En enero de este año, hombres armados irrumpieron en una finca en el estado de Minas Gerais, Brasil, y se llevaron 500 sacos de café valorados en 230.000 dólares.
Las autoridades y expertos en la industria creen que los lotes de café robados terminan en el mercado negro, donde pequeños tostadores, afectados por el alto costo de los granos, podrían estar comprándolos sin saber su origen ilícito.
"Los pequeños tostadores están sintiendo el impacto de los precios disparados y podrían ser el destino final de este café", señaló un participante de la conferencia en Houston.
Dado el crecimiento de estos delitos, las empresas de transporte e importadores han sido advertidos sobre la importancia de verificar la autenticidad de las compañías de transporte antes de contratar sus servicios.
"Los importadores deben tener mucho cuidado con quién contratan para trasladar su café", advirtió Costley.
El incremento en los robos de café refleja las presiones económicas que enfrenta el sector y el impacto de la volatilidad de los precios en toda la cadena de suministro. Mientras los mercados globales siguen ajustándose a la escasez y la alta demanda, el café se ha convertido en un objetivo cada vez más codiciado para el crimen organizado en EE.UU.