El gobierno de Javier Milei decidió retirar la delegación argentina de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2024 (COP29), que se desarrolla en Bakú, Azerbaiyán.
Según fuentes diplomáticas, la orden llegó apenas dos días después de iniciada la cumbre, generando sorpresa y malestar en los grupos del G77 y el Grupo Sur, que incluían a representantes de Brasil, Uruguay, Paraguay y Ecuador.
El Ejecutivo argentino, que ya había manifestado su escepticismo hacia las políticas climáticas globales, argumenta que estas cumbres imponen una "agenda socializante". Este enfoque es compartido por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien también se ha mostrado crítico de la acción multilateral en temas climáticos. La medida fue vista como un paso alineado con la agenda internacional que Milei busca consolidar con Trump, a quien se reunirá en Mar-a-Lago próximamente.
Entre los afectados por el retiro de la delegación figuran técnicos que debían preparar un informe de transparencia climática y funcionarios de carrera de Cancillería. Luciana Alonso, al frente del grupo diplomático, y la embajadora argentina en Bakú, Mariángeles Bellusci, se encontraban participando con bajo perfil en la cumbre.
La decisión de abandonar la COP29 podría complicar la relación de Argentina con la Unión Europea y los acuerdos de libre comercio con el Mercosur, donde la sostenibilidad ambiental es una condición clave. En contraste, el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó en su discurso que "la revolución de la energía limpia ya está aquí", instando a los países a reducir el uso de combustibles fósiles.
El retiro argentino también refleja un quiebre con la postura sostenida en años anteriores por otros representantes que abogaban por el cumplimiento del Acuerdo de París. Para Milei, las políticas climáticas actuales son una excusa para financiar estructuras burocráticas que él considera innecesarias, una visión que ya había manifestado en debates presidenciales y foros internacionales.