Las tormentas fuertes, que han azotado principalmente al norte de Buenos Aires y al sur de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, registrando precipitaciones de hasta 400 mm, dan paso a un cambio significativo en el clima.
Las últimas actualizaciones meteorológicas anticipan que el jueves 21 de marzo, con la oficial llegada del otoño, se experimentará un brusco descenso de temperaturas a nivel nacional, precedido por un fenómeno El Niño que comenzó a perder fuerza, llevando al país a un estado de neutralidad climática durante el otoño y el invierno.
Este estado de neutralidad se caracteriza por no favorecer ni entorpecer el ingreso de humedad al país, lo que resulta crucial para las precipitaciones en un período generalmente seco. Se espera que las lluvias se mantengan dentro de los promedios o incluso inferiores durante el invierno en Argentina, poniendo especial atención en la región Pampeana donde la humedad remanente persistirá.
El inicio de la semana verá más lluvias y tormentas fuertes en el centro y norte de Argentina, complicando aún más el panorama para zonas ya afectadas por las inundaciones y elevando la preocupación por el impacto agrícola.
La llegada de un frente frío con aire polar durante el miércoles promete cambios drásticos en el clima, con fuertes vientos del sur, lluvias y nevadas en la cordillera y en Ushuaia. Este frente frío no solo traerá un alivio a la elevada humedad e inestabilidad sino que también marcará el comienzo oficial de un otoño caracterizado por temperaturas más frías.
Las tormentas de variada intensidad, algunas posiblemente severas, se esperan en la zona central del país a medida que el aire frío avance hacia el norte. Este cambio significativo estará acompañado por un descenso notable de las temperaturas, con mínimas que podrían oscilar entre 5 y 10 °C en amplias áreas, incluido el conurbano bonaerense, anunciando la bienvenida de un otoño en tiempo y forma.
Este escenario climático pone en alerta a agricultores y a la población en general, recordándoles la importancia de estar preparados para las variaciones extremas que caracterizan el clima argentino, especialmente en la transición entre estaciones.